Como hemos dicho en la presentación del blog, el puerto para la ciudad de Alicante siempre ha tenido un papel destacado como elemento dinamizador de la economía.
Según excavaciones realizadas, se tiene constancia de uno perteneciente a la ciudad íbera que habitó en este lugar sobre el s. IV a.C. y que se situaba aproximadamente en lo que conocemos hoy como “la Albufereta”. Este perduraría hasta la llegada de los romanos.
Ya en época romana, el puerto se estableció en la llamada meseta “dels Antigons” (actuales barrios de Benalúa y Séneca-Autobuses), que junto a la Playa de Babel servía de punto de embarque y desembarque para las mercancías.
Debido a las incursiones de piratas provenientes del Norte de África y a la invasión de los bárbaros se sabe que la población se refugiaba en el Monte Benacantil, no teniendo más datos del puerto hasta la época musulmana.
Aunque en época islámica se sabe que existía el puerto de Babel sobre todo con el objetivo de exportar esparto a todo el Mediterráneo, también se conoce que fue en este periodo cuando se inició la construcción del puerto en el lugar que existe actualmente, es decir, enfrente del Ayuntamiento.
Pasando ya a la Edad Media, las primera referencia legal que tenemos del puerto corresponde a Alfonso X, cuando, en 1252, con el objetivo de engrandecer la villa, le concede el derecho de ancoraje a los moradores de Alicante. Los privilegios se suceden llegando a ser considerado a finales de esta etapa como el segundo puerto del País Valencià, favorecido muy notablemente por ser la salida natural de Castilla hacia el mar.
Fue en la Edad Moderna cuando Fernando el Católico, haciendo ya referencia al puerto como una auténtica obra de ingeniería, eleva a categoría de ciudad a Alicante y dotándola de mejores infraestructuras y convirtiéndola en un gran enclave comercial.
En el s. XVI, Felipe II desvía sus intereses hacia el Atlántico, llegando a considerar algunos historiadores, en el s. XVII, al puerto de Alicante como el segundo más importante de España, principalmente por la exportación de lana y sal.
Ya a finales del siglo y metidos en un periodo de guerras en Europa, aunque Alicante fue el único puerto valenciano habilitado para el comercio libre con América, no se dio el resultado esperado siendo irrepetibles los momentos de prosperidad vividos medio siglo antes.
Es en el s. XIX cuando, aprovechando el cierre del puerto a causa de una fiebre amarilla, Carlos IV autoriza las obras oportunas para soportar mejor la afluencia de tráfico de mercancías. En 1855 fue reconocido “Puerto de Interés General”.
Es en el transcurso de cinco años (1855-1860) cuando ocurren dos hechos de gran trascendencia para el puerto y la población, como son : La construcción del primer ferrocarril que une la Corte con un puerto de mar, quedando oficializado en 1858 y la urbanización en 1860 a lo largo de toda la línea de costa y que permite la comunicación de la Plaza de Ramiro con la playa mediante la construcción del Paseo de los Mártires.
En 1901 el Ministerio de Obras Públicas entregó el puerto a una Junta de Obras.
En este mismo año se comienzan nuevas obras debido a la falta de calado del puerto y a la estrechez de sus muelles, ya que, a principios del s. XX, el puerto de Alicante ocupaba el cuarto lugar entre los españoles por su volumen de comercio. Pero, entre los primeros conflictos sociales de 1919, y sobre todo la llegada de la Guerra Civil, se corta toda la actividad que había en la ciudad y el puerto se convierte únicamente en un lugar donde sólo entran y salen barcos de guerra.
Entre los años 40 y 60 Alicante es una ciudad hundida por la guerra, a la que le cuesta despegar de nuevo y es en esta época cuando en el puerto se acometen diferentes ampliaciones.
Sin embargo, es en este periodo cuando algunas partes del puerto se incorporaron al tejido urbano. En 1966 se acaba el ensanche del muelle número 2 entre el Club de Regatas y el edificio de la Junta, incluido la calzada, los aparcamientos, el paseo…
De esta manera se ensalzaba la “marca de la imagen de la ciudad” constituida por la Explanada y la Playa del Postiguet y se construía al mismo tiempo el Hotel Meliá y una mayor red de carreteras.
Bibliografía:
GUILLÓ DURÁ, Margarita. El puerto de Alicante. Alicante. Excmo. Ayuntamiento de Alicante, 1990. 20 pp. ISBN:
SUBIRÁ JORDANA, Guillermina. Evolución histórica del Puerto de Alicante. Alicante. Caja de Ahorros Provincial de Alicante, 1987. 245 pp. ISBN : 84-86314-37