Los Mendoza ante las revueltas de las Comunidades y las Germanías

La Casa de Mendoza era una de las casas nobiliarias peninsulares más potentes de la época, los cuales ejercieron una notable influencia en las insurrecciones tanto en Castilla contra los Comuneros como en la Corona de Aragón contra los rebeldes agermanados apoyando y dirigiendo en muchos casos la causa del bando real de Carlos I. También hubo casos en la amplia familia nobiliaria de apoyos a estas rebeliones como Juan Hurtado de Mendoza, tercer hijo del Gran Cardenal Hurtado, Juan Bravo, hijo de María de Mendoza, hija a su vez del Conde de Monteagudo o María Pacheco hermana de Luis Hurtado de Mendoza y Pacheco, aunque los apoyos a los sublevados fueron en gran medida menores que al bando real.

La familia Mendoza destacaba por tener a sus miembros en las más altas esferas políticas del Reino, figuras como Luis Hurtado de Mendoza y Pacheco, tercer Conde de Tendilla y segundo Marqués de Mondéjar, hijo del “Gran Tendilla” Iñigo López de Mendoza, Capitán General de Granada, primero en mostrar fidelidad a Carlos I, la misma que mostró su padre a Fernando El Católico y evitó con sus tropas la extensión del conflicto de los Comuneros en el sur peninsular.

Otro destacado miembro de los Mendoza fue Diego Hurtado de Mendoza, Marqués de Cañete, que apoyó militarmente al bando real desde sus dominios en Cuenca e informó al rey Carlos de la situación de la revuelta tras su vuelta de Aquisgrán a la península en julio de 1521.

En el bando real, combatió también Diego Hurtado de Mendoza y Luna, tercer Duque del Infantado, llamado “El Grande” que aun padeciendo la gravedad de la gota, defendió desde su Palacio del Infantado en Guadalajara y evita que su primogénito Iñigo, Conde de Saldaña, intente colocarse a la cabeza del movimiento popular comunero, para ello ejecutó al cabecilla comunero Pedro de Coca y alejó a su hijo, desterrándolo a Alcocer. Intentó intermediar con los sublevados y el poder real, lo que condujo a lograr para ellos el perdón real el 27 de abril de 1521 a la vez que se producía la sangrienta derrota comunera de Villalar.

El miembro de los Mendoza que más interesa en nuestro estudio es sin duda alguna, Diego Hurtado de Mendoza, segundo hijo del Cardenal Mendoza y Mencía de Lemos, que luchó en la Guerra de Granada y fue nombrado en 1506 Conde de Mélito (Nápoles) por su brillante actuación junto a las tropas del Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba, en la guerra de Italia.

D. Diego Hurtado de Mendoza y Lemos
D. Diego Hurtado de Mendoza y Lemos

Sería nombrado Virrey del Reino de Valencia en 1520, al poco de llegar al poder es sorprendido por la revuelta de las Germanías. Sus intentos por recuperar el poder en el Reino se saldaron con su propia derrota por los agermanados en Gandía el 25 de julio de  1521, lo que provocó su expulsión de Valencia, pero tras la llegada de tropas de refuerzo del bando real permitió al Virrey derrotar finalmente a los agermanados a finales de agosto y principios de septiembre, entrando en Valencia el 9 de noviembre de 1521.

Diego a su llegada a Valencia actuó moderadamente contra los derrotados, reconociendo la rendición y no reprimiendo en exceso a los sublevados y familiares, su hermano Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza, Marqués de Cenete (Granada) y Conde del Cid, que fue nombrado Gobernador de Valencia con la llegada al Reino de Valencia, de su hermano Diego, su flexible y comprensiva actuación (hecho notorio a la vista de su turbulenta juventud y madurez caracterizada por su genio vivo y violento así como por sus continuos conflictos con los propios Reyes Católicos), permitió que a pesar de su actuación contraria militar y políticamente hacia las Germanías, fuera aceptado como mediador y en esta tarea mostró grandes dotes diplomáticas , actuando como mediador en diciembre de 1521 frente a los agermanados que resistían en Xátiva, fue hecho preso el 28 de enero por el Caudillo agermanado Vicente Peris y liberado finalmente el 9 de febrero de 1523 en Valencia por los propios valencianos, moriría el 22 de febrero de 1523 a causa de la tristeza por la muerte de su esposa María de Fonseca y Toledo, siendo enterrado ese mismo mes en el Convento de Santo Domingo de Valencia.

Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza
Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza

Diego Hurtado actuó de forma moderada, pero la llegada de Germana de Foix, viuda de Fernando el Católico al Reino de Valencia como Virreina en 1523 provocó un endurecimiento de la represión política hasta el perdón final del 16 de mayo de 1528. La llegada pues de Germana y la orden del Emperador Carlos del matrimonio con Fernando de Aragón, duque de Calabria, en 1523, provocó el sucesivo nombramiento al matrimonio como virreyes y lugartenientes generales de Valencia, desde donde ejercieron un gobierno autoritario y represor, muy diferente al gobierno ejercido por los hermanos Mendoza.

Durante su mandato, se impulsó una feroz persecución contra los agermanados, cuyos bienes fueron confiscados, y se emprendió un proceso de refeudalización del territorio, apoyados por la nobleza para esta causa.


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