Los Borgia en Xàtiva: El origen

La antigua sede episcopal visigoda de Xàtiva desaparece con la invasión musulmana. El rey Jaime I conquista la ciudad, y la antigua mezquita mayor es convertida en iglesia cristiana y consagrada a la Asunción de Santa María, tal y como acostumbraba a hacer el rey, poniéndola al frente de uno de los tres arcedianatos de la diócesis, junto con Sagunto y Alzira. De la Iglesia Mayor de Santa Maria de Xátiva dependían multitud de parroquias situadas al sur de la diócesis de Valencia desde el río Júcar hasta los territorios de Alicante que dependían de Cartagena, así como las otras iglesias de la ciudad, San Pedro y Santa Tecla. Este fue su estado hasta que el 13 de diciembre de 1413 el papa Benedicto XIII elevó su categoría a la de colegiata por petición de uno de sus ciudadanos miembro de una de las familias más importantes de la ciudad, los Borja.

En este mismo lugar fue bautizado Alfonso de Borja, nacido en 1378 hijo de “un bon hom llaurador de Xàtiva”, más tarde conocido como Calixto III tras su ascenso al papado, hecho fundamental que también favoreció a la ciudad de Xàtiva y a su prestigio internacional.

Pero eso fue muchos años después, ya que la familia de los Borja llegó a Xàtiva junto con el rey Jaime I, que les concedió gracias y favores por su ayuda en la conquista del territorio, creando un gran linaje que llevó a la práctica un acaparamiento económico y político notable así como un ascenso social sin precedentes gracias a su relación con los personajes más ilustres de nuestra historia.

Uno de sus primeros antepasados conocidos es Gonçal Gil de Borja, varias veces jurado de Xàtiva por el brazo militar y justicia de la ciudad, cargos que ejerció con gran lealtad a la monarquía, haciendo de Xàtiva un bastión realista durante la revuelta de la Unión contra Pedro el Ceremonioso.

Calixto III encargó a Pere Reixach en 1452 un retablo para la capilla de Santa Ana, situada en el interior de la Seu de Xátiva.
Calixto III encargó a Pere Reixach en 1452 un retablo para la capilla de Santa Ana, situada en el interior de la Seu de Xátiva.

El apoyo demostrado por esta familia al Rey en su lucha contra los Unionistas, en la expansión Aragonesa en tierras Bizantinas y en la lucha sucesoria Castellana en la que se posicionaron a favor del candidato de la familia Trastamara que estaba respaldado por el Reino de Aragón, hizo que tras el conflicto adquiriesen rango nobiliario, además de un riquísimo patrimonio en la propia ciudad de Xàtiva.

En su ascenso político Alfonso de Borja consiguió situarse junto al monarca Alfonso el Magnánimo, quien lo nombro su vicecanciller y le concedió el arcedianato de Xàtiva primero y el obispado de Valencia después. Además Alfonso se vio reforzado por varias intervenciones diplomáticas, como su ayuda en la resolución del Cisma de Occidente y su viaje a Nápoles junto al rey para mediar con el papa Eugenio IV que le valió el título de cardenal, cambiando su residencia a Roma, donde fue elegido Papa el 8 de abril de 1455.

Durante su pontificado luchó contra  el sultán otomano Mehmed II en una cruzada y canonizó al predicador valenciano San Vicente Ferrer. A Calixto III se le asignan virtudes como la austeridad, la correcta práctica religiosa y la justicia, valores que no concuerdan con la leyenda negra que aun hoy sobrevuela el apellido italianizado Borgia, si bien es cierto que coincide con el intenso nepotismo que llevó a la práctica nuestro papa…


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