La entrevista a Carlos Aguirre, así como las preguntas planteadas por Antonio Carrasco, nos han sugerido la siguiente reflexión. Carlos Aguirre es Doctor en Economía y en Historia. Se desempeña actualmente como investigador en la Universidad Autónoma de México. Es autor de una notable obra en torno a las escuelas y tendencias historiográficas europeas en el siglo XX. De manera especial ha sido un estudioso sistemático de la obra de Fernand Braudel y las diferentes generaciones de la conocida escuela de los Annales.
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Parte 2 (8 ’13”)
Parte 3 (10′ 20”)
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A lo largo de la entrevista, Aguirre Rojas expone las funciones que han desempeñado la historia y los historiadores y qué funciones o retos deberíamos plantearnos los historiadores, pero sin perder de vista los paradigmas de Braudel y, en menor medida, de Marx.
En cuanto a la función de la historia, ha tenido dos papeles fundamentales. En manos del poder ha sido un simple registro de las glorias de la clase dominante con el fin de dominar y legitimar, apropiándose para ello de todo, por ejemplo de la historia. Es lo que plantea, según Aguirre Rojas, Walter Benjamin en sus reflexiones sobre filosofía e historia.
Por otro lado, la historia real, como ciencia, es un arma de emancipación de la gente, en especial de los oprimidos, como la historiografía marxista, que permite entender los conflictos de clase. Por esta vía, el historiador debe adquirir compromiso social, para emplear la historia para ayudar a avanzar a la sociedad y para, según el autor, devolverle lo que ella nos da.
Coincido con el autor en que el historiador debe ofrecer un servicio a la sociedad, con el fin de progresar y emanciparse a nivel educativo, ético e ideológico, repercutiendo ello en la cultura, la sociedad y la política, y así abrir nuevas vías de pensamiento, como avanzar en las ya existentes, independientemente de la tendencia historiográfica que se desarrolle.
Nos engañaríamos si dijéramos que la historia no tiene orientación política. Forma parte de su campo de visión, como la cultura, la economía, los estamentos, las instituciones, la religión… pero su politización no debe denostarse, porque no siempre la politización es para manipular por parte del poder. ¿Esto quiere decir que cuando la historia se emplea para emancipar a los pueblos no está politizada? También lo está. ¿Pero es una politización más real o más justa? Se tiende a pensar que cuando la historia la usa el poder es para manipular y legitimarse, y es así. Y no sabría, en realidad, como responder a esta pregunta… ¿es una politización más justa? La justicia se hará por si sola, de forma natural, a partir de una correcta labor investigadora, la cual no ignorará ciertas fuentes y contrastará las mismas. No faltando al rigor científico estaremos ayudando a la sociedad… aunque a lo mejor ideológicamente no sea nuestra intención en un principio…
Lo que debe hacer el historiador en cualquier caso es escapar de la manipulación y el servilismo con fines maquiavélicos. Por muy libres que seamos en nuestro trabajo científico, vamos a estar influenciados por nuestra ideología y por la época que nos toca vivir, lo que nos puede limitar en cierto modo. Y servidores vamos a ser en la mayoría de los casos. Por ejemplo, siendo profesor en una universidad, estatal o privada, vas a estar al servicio del Estado o de una institución. Pero ese servicio no se proyectará hacia la sociedad en cuanto el Estado o la institución te marquen claramente la línea ideológica a seguir en tu labor, como si fuera dogma, y te censure cuando te salgas de la misma.