Sobre la Película “La Ola” (III)

–          En la actualidad, ¿tienen las élites dominantes el mismo poder que en el siglo XX para controlar a la masa?

 Es una pregunta compleja. A nivel económico evidentemente sí. Los estados (que deberían de ser la máxima representación de la colectividad de la ciudadanía) se endeudan respecto a corporaciones privadas que son capaces de manipular los destinos de pueblos enteros, como estamos viendo. Sin embargo, a nivel ideológico la sociedad actual está mucho más formada y preparada que en el siglo pasado (especialmente en la primera mitad) gracias a la educación pública y obligatoria. Esto no evita que haya gente más manipulable, pero desde mi punto de vista, la cultura hace que sea más difícil controlar a la masa.

  –          ¿Cuál es la influencia del miedo a lo largo de la Historia?

 Este sería un tema complicado. Por un lado el miedo es una herramienta de coerción muy importante, si no la que más, y por tanto es usada para tratar de manipular a la gente. Ya sea por los señores feudales, los señores esclavistas o los estados actuales. Por el otro lado, al romper ese miedo se han producido los grandes cambios en la Historia (la Revolución Francesa, etc.). Por tanto, el miedo se emplea para manipular a la masa, pero llega un momento en que esa tensión es tan insostenible que termina por romperse, la gente se da cuenta de la manipulación y se rompe ese dominio.

  –          ¿Crees que es posible que los diferentes gobiernos controlen la fuerza o la violencia?

 No es que lo crea posible, es que ya lo hacen. Los estados tienen el monopolio de la fuerza y la violencia con las Fuerzas de Seguridad del Estado, controlan el tráfico de armas y tienen sus propios ejércitos. Yo no puedo ejercer la violencia contra otro ciudadano salvo en casos concretísimos (defensa propia y con excepciones, como la igualdad en la agresión, etc.), pero ellos sí pueden ejercer violencia (o miedo) si decido no actuar de acuerdo en lo que ellos consideran legal (no ponerme el cinturón de seguridad o manifestarme en un espacio que no ha sido autorizado).

 –          ¿Consideras un riesgo histórico el escaso respeto que tienen los estados hacia la ONU?

El problema de la ONU reside en su propia estructura. El derecho de veto la convierte en claramente antidemocrática, y además, hace que sea muy difícil que solucione ningún problema de gravedad, como hemos visto en los últimos años. Se siguen produciendo guerras, y eso es algo que no sé si la ONU podría solucionar.

 –          ¿Crees importante que los estados democráticos ejerzan presión para evitar la existencia de regímenes totalitarios en el mundo?

 Este también es un tema muy complejo. Si la presión es un bloqueo económico, como en el caso de Cuba, no, ya que al final quien sufre es la población, y a la vista está que su efectividad no es muy elevada. Otra cosa es evitar la venta de material nuclear, por ejemplo, a países que tienen declaradas enemistades con otros abiertamente, o controlar la venta de armas si se está exterminando a una minoría étnica en una región, etc. En cuanto a las intervenciones militares, es todavía más complejo, ya que nosotros sólo podemos juzgar la información que nos llega de allí, no lo conocemos en primera persona, y esa información puede estar manipulada. Sin embargo, permitir barbaridades como el régimen norcoreano tampoco es deseable, por lo que es un tema muy complejo.

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