Erasmo de Rotterdam

Erasmo de Rotterdam

Erasmo de Rotterdam (1466-1536) fue un humanista, filósofo y filólogo holandés que  coincidió con Carlos en sus primeros años en la Corte de su tía Margarita. Era defensor de un humanismo cristiano que abogaba por la tolerancia y el diálogo con los disidentes.

En 1516, conoce que su señor se va a convertir el monarca más poderoso de su tiempo y le dedica un breve tratado de educación política, Institutio Principis Christiani.

Mientras en la política medieval el hombre es un ente abstracto, sumergido en su estamento en el que apenas se acusa su personalidad (como si de una catedral gótica se tratara), la política humanista es una empresa para hombres reales, con sus ideas, sus sentimientos, sus aspiraciones, sus intereses, sus pasiones, todos ellos concretos y singulares.

El erasmismo protestaba contra los abusos y defendía una reforma de los reinos, de la Iglesia y del hombre. Ve en los príncipes al instrumento para llevar a cabo estos cambios en el mundo, lo cual supone una especie de despotismo ilustrado adelantado a su época. Por esta razón los erasmistas se hallan siempre relacionados con los gobernantes. Los servidores españoles de Carlos V se ven influidos en gran parte por este afán de reforma: Valdés, Lope de Soria, Luis Vives…

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Erasmo de Rotterdam

Erasmo trató, con sus escritos y amistad personal, de orientar en este sentido al Emperador y a sus colaboradores. Pero nunca concibió la reforma de la sociedad cristiana como una tarea única del Imperio, ni pensó que el Emperador fuera a ser el decisivo instrumento de esa reforma. Muy al contrario, los partidarios de este humanismo se desligan de la fórmula jurídico-política del Imperio. Son profundamente universalistas, pero, su sentimiento de universalidad se expresa en el plano de la cultura y del espíritu, y no sólo no es incompatible con la pluralidad de Estados, sino que encuentra en ese sistema de variedad de príncipes una solución para hacer caminar los pueblos hacia una comunidad superior. Vives, que ha vivido en Flandes y está ligado a la vida social y cultural es, entre los españoles, el más puro representante de esta actitud política.

Consecuencia de este pensamiento de Erasmo es que, pese a su condición de consejero imperial y de vasallo en tierras del Imperio, mantuvo también relación con los principales reyes de la cristiandad y dirigió a todos ellos sus consejos. Entre 1522 y 1523 dedicó sus comentarios sobre cada uno de los cuatro Evangelios a Carlos V, Fernando I, Enrique VIII y Francisco I. En 1524 dedicaría a Clemente VII su Paráfrasis de los Hechos de los Apóstoles.


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