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Trajes Regionales

Trajes Regionales

Trajes Regionales

Sandoval, el cronista de Carlos V, refiere que la reina Isabel la Católica, al visitar sus pueblos, en llegando a cado uno de ellos se vestía y tocaba al uso de aquel pueblo, llamando a las personas de más merecimiento, y tomando de la una el tocado, de la otra la sayo y de la otra el cinto y las joyas, y para tenerles a todos de su mano y mostrarles el amor que les tenía, volvía estas prendas muy mejoradas cuando llegaba a otro pueblo.

En 1524 se encuentra otra particularidad en la ciudad de Jaén; así un personaje de La Lozana Andaluza, novela cuya acción ocurre en Roma, dice alabando los cabellos de una joven: ¿Pues no veis que dice que había doce años que jamás le pusieron garvin, ni albanega, sino una princesa labrada de seda verde a la usanza de Jaén?

También de recordar es el relato de la coronación de Carlos V en Bolonia, que describe los suntuosos trajes de los españoles que asistieron a la ceremonia; cosa curiosa, uno de ellos, el conde de Saldaña, iba vestido con ropa de tela de oro forrada en martas con una tira de terciopelo negro, con calzas y jubón de lo mismo, al modo de Guadalajara.

Todos estos textos demuestran la existencia de peculiaridades regionales, pero no aportan datos concretos sobre ellas. Nada sabemos de cómo eran los tocados de Jaén ni en qué se diferenciaba el traje del conde de Saldaña del de los otros españoles presentes en la coronación.

Existen, sin embargo, suficientes noticias gráficas y literarias para poder afirmar que las regiones españolas donde realmente se daban acentuadas peculiaridades de indumentaria eran las regiones norteñas y la comarca de Astorga. Eran siempre los habitantes de estas regiones los que llamaban la atención de los extranjeros que venían a España en el siglo XVI. Unos en sus relatos, otros en sus dibujos, han dejado valiosos testimonios para conocer el traje de estas regiones españolas.

Lo que llamó principalmente la atención en los viajeros que en el siglo XVI visitaron el norte de España fueron ciertos tocados femeninos de forma extraña, extendidas por Asturias, Santander, Vascongadas y Navarra.

Existen varias ilustraciones de los tocados en dibujos que representan mujeres de Santander, Vizcaya y Navarra.

 (Láminas 46 y 47).

 

Estos tocados eran supervivencia de formas muy antiguas conservadas en estas regiones por el aislamiento en que se encontraron durante varios siglos. Los asturianos del siglo XVI contaban una curiosa historia sobre el origen de estos tocados en los tiempos en que la región fue cristianizada.

(Ver comentarios a figuras 219 a 221, lámina 46).

 

Otro detalle que llamó poderosamente la atención de los visitantes extranjeros, fue que las doncellas, en algunas de estas regiones, llevaban la cabeza totalmente rapada.

(Figuras 217, 218 y 220; lámina 46)

 

El hecho de que el traje de las mujeres del norte era algo aparte respecto a los trajes del resto de España, se confirma en las pragmáticas que para contener el lujo dieron los Reyes Católicos que, en atención a la antigüedad del traje de las asturianas, les permitieron llevar adornos de oro y plata que habían prohibido a las demás mujeres de España.

Los grandes pendientes y los anillos fueron lo que llamó la atención del flamenco, Lalaing, chambelán de Felipe el Hermoso, en el traje de los hombre y las mujeres de Astorga, aludiendo que le recuerdan por su atuendo a los egipcianos o gitanos.

(Ver figura 224; lámina 47)