Después de los numerosos conflictos que habían marcado el siglo XIV, en los comienzos del XV la condición previa es el restablecimiento de la paz. Por encima de las monarquías occidentales, los dos poderes tradicionales de la cristiandad medieval, el Papado y el Imperio, recuperan, si no su prestigio, al menos su unidad. Pero este retorno a la paz tiene lugar en una Europa occidental y central debilitada por los conflictos y por la depresión general de la economía.
Las secuelas de la larga crisis, se hacen notar en las aldeas desiertas, en los campos y en las ruinas en aquellos lugares en que habían permanecido las tropas indisciplinadas. La inseguridad, que impide el trabajo del campesinado, detiene a los mercaderes y provoca la debilidad económica, extendiéndose por todas partes, como lo fue la Italia Central del momento, orientada al comercio marítimo del Mediterráneo.
Tras esta situación, que no sólo afectó a Italia, sino a potencias importantes como fueron Francia, Alemania y España; en lo que respecta al tema de Repoblación y Reconstrucción, debemos de tener en cuenta que durante la aparición en 1348 de la Peste Negra, la población se vio gravemente afectada por sus rebotes periódicos, por las carestías y por los desplazamientos. A pesar de la insuficiencia de datos, se puede afirmar que hubo un sensible excedente de nacimientos que llegaron de nuevo a su nivel normal, sobre las defunciones. El retroceso de la peste y otras epidemias, junto con la nueva propuesta de cultivo de los campos y recuperación de tierras abandonas por las plagas de epidemias, el espaciamiento de las crisis de subsistencia y la mayor seguridad de la vida cotidiana, permitieron este vigoroso aumento de población, alegado por los memorialistas, la geografía y los documentos. Esto fue compensado de alguna manera por el crecimiento de esas aldeas supervivientes y las ciudades rápidamente repobladas como ya hemos indicado; lo que hace posible que este avance demográfico, característico del siglo XVI, se anuncia amplia y claramente a finales del siglo anterior y es el que sustenta por tanto el esfuerzo para restaurar las ruinas en los siglos posteriores (siglos XV-XVI).
En el caso de Italia, donde el régimen señorial había decaído hacía mucho tiempo, la burguesía adoptó, para revalorizar sus dominios, el viejo sistema de la mezzadria (que se trataba de una concesión de una pequeña explotación a una familia contra el reparto estricto de la producción). Estos cambios en la sociedad y también en la mentalidad de la época, dio hueco y anunció la evolución hacia el siglo XVI.
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