En diversas zonas de la parte europea del Imperio, ésta década fue testigo de graves crisis. En lo que respecta a las Italias, se produjo una crisis romana marcada por la célebre Ciudad Eterna que fue sin duda alguna, un episodio de la rivalidad de los Habsburgo y Francia. Sin embargo, tiene además que, los reformadores italianos habían puesto sus esperanzas en el emperador contra el Papa. Se basan para ello en la política de Carlos V hacia el papado y en las críticas de los documentos imperiales que acusaban al Papa de actuar como político y no como pastor. Es verdad que casi con toda seguridad el emperador no fue responsable personalmente de este asunto; no obstante la reconciliación del Papa con el emperador en 1529 llegaba demasiado tarde.
Por consiguiente, la parte europea del Imperio queda dividida en conjuntos donde la administración se volvió autónoma. No por esto se debe creer que esta transformación fue radical, en cuanto a los ideales políticos, ya que estas tendrán su aparición más pausadamente y donde más radical se llevará a cabo será en el terreno administrativo.
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