La Compañía de Jesús. Brevísimo repaso a su origen, formación y características.
La Compañía de Jesús, es decir, los jesuitas, son una orden católica con una tradición enorme. Se institucionalizaron oficialmente -por llamarlo de alguna manera- en el año 1540 mediante la bula papal Regimini militantis ecclesiae de Pablo III. El fundador de dicha orden fue San Ignacio de Loyola, un vasco que va sentando las bases de la que actualmente es la orden católica con más adeptos en el mundo y una de las más importantes. Por otra parte, la base en la que se cierne la orden jesuita son el cumplimiento de tres votos: obediencia, pobreza y castidad. Pero reducir la base del pensamiento jesuítico a esto sería obviar diferentes conceptos que se refieren al pensamiento político, social, religioso y económico. Es decir, que a partir de San Ignacio de Loyola, grandes personajes del pensamiento filosófico han sido jesuitas y han sido partícipes de momentos decisivos en la historia de la humanidad. Posiblemente el momento más decisivo en el que han participado los jesuitas sea la Contrarreforma, ese movimiento que surgió como respuesta a la Reforma Luterana y protestante, tan amenazante para la Iglesia Católica.
Hay que resaltar que los jesuitas siempre se han situado muy cerca de los postulados de Roma. El propio hecho de que cuando se institucionalizara la orden, los miembros de esta estuviesen preparados para zarpar a Jerusalén en peregrinaje -finalmente no pudieron hacerlo por la Guerra entre Venecia y el Imperio Otomano- y en aquel momento fueron reconocidos como orden religiosa por el propio Pablo III, hace de los jesuitas prácticamente unos servidores de Roma, y precisamente esto sería, a posteriori, un problema para la supervivencia de jesuitas en varios países -ejemplo del regalismo en España por la pugna clásica entre la Iglesia y el Estado-. Entonces, nos encontramos con una orden que pretende “servir a las almas”, que realiza una potente labor evangelizadora hacia la ortodoxia, que hacen de escuderos de Roma, que además se preocupan por cuestiones sociales y poseen una gran intelectualidad. Es, por ejemplo, muy reseñable la labor evangelizadora de las misiones y reducciones jesuíticas en América del Norte y América del Sur durante buena parte de la Edad Moderna (SS. XVII y XVIII) así como en tierras orientales como es el caso de China.
A modo de conclusión de este brevísimo repaso a algunas características de la Compañía de Jesús, cabe recalcar algunos aspectos: la aparición de la Compañía de Jesús como un acontecimiento casi “providencial” para el catolicismo más ortodoxo; que creció de forma espectacular en poco tiempo debido a su carácter esencial evangelizador y colaborador con la Iglesia Católica y las sociedades más desfavorecidas; supuso, además, prácticamente, un puente entre el pensamiento escolástico tradicional y el pensamiento renacentista, más racional, revistiendo la escolástica satisfactoriamente; fue una orden muy incómoda para el poder regio de varias naciones e imperios; han causado controversia, porque siendo “adictos” de alguna manera al papado siempre han sido un tanto “independientes” en cuanto a su filosofía; y ayudaron en gran medida a sociedades supuestamente atrasadas.
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