En el año 30 de nuestra Era ocurrió esto:
«En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los letrados y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio y, colocándola en medio, le dijeron:
—Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras. Tú, ¿qué dices?
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
—El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, fueron escabulléndose, uno a uno, empezando por los más viejos, hasta el último. Y quedó solo Jesús, y la mujer en medio, de pie. Jesús se incorporó y le preguntó:
—Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Ninguno te ha condenado?
—Ella contestó:
—Ninguno, Señor.
Jesús dijo:
—Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».
Del santo Evangelio según San Juan (Jn 8,111)
El 21 de septiembre de 2010, el presidente de la Diputación de Alicante, José Joaquín Ripoll (imputado por supuesta trama de corrupción), en referencia al ex alcalde de Alicante Ángel Luna, dijo: “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra”, por no querer subirse al tranvía de la basura y en alusión a unas reparaciones que un tal Ortiz realizó en el domicilio particular de Luna de manera presuntamente altruista.
Increíblemente ésta es la única justicia que tenemos, similar a hace 2000 años. La justicia celestial y eterna.
Conclusión: El concepto de delito no va con esta gente. Hoy por ti mañana por mí. En todo caso, sería un pecado sin más consecuencias para los presuntos corruptos que el rezo, el arrepentimiento en público y a por otra contrata millonaria pa reparti.