La aparición en la segunda década del siglo XXI de las tabletas, ipads, ebooks y dispositivos similares como si de ordenadores portátiles se tratara ofrece un instrumento potencialmente revolucionario para la enseñanza , la lectura, la documentación, el ocio, el registro, almacenamiento y reproducción de contenidos audiovisuales, la comunicación, etc.
Pero…
Del mismo modo que hemos visto evolucionar los formatos de almacenamiento en los contenidos audiovisuales en forma de discos, cassettes, cds, dvds, blurays, discos duros,… vemos un cambio vertiginoso en las herramientas para el almacenamiento, acceso y reproducción de los contenidos digitales que nos obliga a estar adaptándonos continuamente a los nuevos dispositivos con el consiguiente coste económico y la actualización de conocimientos para su utilización.
Por tanto…
Es imposible pretender comprar un lote de ordenadores, tabletas o macs y no tener intención de renovarlos más allá de x años. Algo parecido ocurre con los libros de texto; y las editoriales han aprovechado la oportunidad e inmoralidad de ir modificando los manuales utilizados en todos los niveles de enseñanza, hasta el punto que un mismo libro no “valía” para el curso siguiente. Algunos colegios religiosos y privados son verdaderos expertos en esto, creando sus propios cauces de creación, edición, distribución y venta.
El problema…
Actualmente los libros y películas evolucionan. La última versión de un libro concreto que puedes ver en el ipad2 no lo puedes ver en un mac book pro o en un ipod. La versión epub de cualquier publicación te obliga a disponer de un dispositivo capaz de ir más allá del pdf. Si hablamos de flash, lo mismo, algunos dispositivos abren flash, otros no. Por lo que al formato de almacenamiento se une el dispositivo capaz de reproducir ese formato. Pasaba ya con la música de los 60, los 80 y los 90. Picú, cassette y cd, por citar los más populares.
Así las cosas, está muy claro que todo es un negocio y quién está ganando la partida, no pienso en España, ese país… A pesar de los que afirman que “Las investigaciones aún no han logrado demostrar que la integración de las TIC contribuya a mejorar el desempeño de los estudiantes: no hay evidencia que compruebe que un aprendizaje dado sea resultado de la integración de las TIC en el aprendizaje”.