HACIENDA REAL, BANQUEROS Y FINANZAS

A continuación, por la parte que le toca a las finanzas hablaremos, sobre todo, de la problemática entre los reinados de Carlos I y Felipe II.

Así, en primer lugar, hay que decir que, no se puede hablar de una fiscalidad como tal debido a la falta de unidad. Cada reino tenía una administración y los productos utilizados debían ser propios. Pero esta medida sólo era excepcional para Castilla y la Iglesia que recibía contribuciones.

Por tanto, y, por lo que respecta a las finanzas la península itálica es reseñable pues algunas personalidades de los negocios llegaron a Castilla para ilustrar a las nuevas generaciones en las letras de cambio. Se reavivaron los bancos locales para después darle potencia a la Corona. Por otro lado, hubo un saneamiento institucional de la Hacienda que produjo un mayor ingreso a la Corona a través de la potenciación del crédito.

El reinado de Carlos V destacó por una política de paz y justicia a través de la gran inversión en la defensa militar por el reclutamiento de mercenarios, el equipamiento militar, las armas de guerra y los servicios de intendencia por el escaso patrimonio de las monarquías. Pero, todo esto se acabó manteniendo a través de la riqueza que procedía de América que llevó a la presión fiscal de Castilla y a un endeudamiento que se acercaba a ritmos cada vez mayores.

Para frenar este endeudamiento, las Cortes de Aragón  establecieron una serie de medidas como: rentas ordinarias con tasas aduaneras, el montazgo (tributo por el tránsito del ganado por el monte), el almojarifazgo (impuesto por la entrada y salida de mercancías) o alcabalas con partidas de oro y plata de América para sostener el Imperio.

 

Por consiguiente, la presión fiscal aparece sobre todo en Nápoles y Flandes y acabó siendo la Hacienda de Castilla la que sacó de la crisis al Imperio así se pasó a una precariedad para mantener la política. Para superar esta situación el monarca debía convencer a la oligarquía de la contribución que debían realizar por la causa así encontraríamos a hombres de negocios y asentistas, sobre todo, alemanes, genoveses y flamencos, donadores de dinero a cambio de contraprestaciones. El lado positivo era que los enemigos como Francisco I de Francia y Enrique VIII de Inglaterra se encontraban en situaciones similares.

 

Se emitió deuda a través de juros dados sobre todo por duques y condes y donativos o socorros que recompensaba la Hacienda Real cuando podía. Por tanto, la hacienda que heredó Felipe II poseía unas deudas próximas a la banca rota y una de las medidas que se tomaron para salvarla fue la creación de rentas fijas para que se ampliara la fiscalidad y que hubiera una subida de los ingresos y un intento de mantener el crédito estable.

Otras medidas de supervivencias que se dieron entre 1556 y 1566 fueron:

  • Exportación de lana en 1558.
  • La creación de los “Puertos secos de Portugal”.
  • La imposición de los “Diezmos de la mar” en Castilla.
  • El aumento del almojarifazgo en Sevilla entre 1559-1560.

 

En 1567 Felipe II se hizo con un excusado de la Santa Sede para que la Hacienda Real subiera la masa decimal. En 1590 la crisis se dio entre la nobleza, el clero y los pecheros (persona obligada a pagar impuestos).

Pero, finalmente, se observaron tres bancarrotas:

  • 1ª (1557): Tras perder contra Francia nos encontramos un territorio debilitado en el que se reconvierte la deuda para financiar una guerra hasta 1559 por compromisos anteriores del emperador.
  • 2ª 1575: Subió la presión tributaria y la crisis financiera. La posterior crisis bancaria y el intento del remplazo de banqueros extranjeros por castellanos llevo a la ruina del eje Medina del Campo-Amberes que se dio también por la disminución del comercio lanero con pésimas consecuencias para Burgos, Santander y Bilbao.
  • 3ª 1596: Se debe a la política filipina para intervenir en asuntos franceses de final del siglo. Además, se suma el enfrentamiento con los Estados Generales (Holanda + Francia) de Enrique IV.

En conclusión, vamos viendo una serie de circunstancias y medidas que van llevando al Imperio a la decadencia pese a su intento por volver a su momento de máxima grandeza.

SANZ CAMAÑES, Porfirio. La economía española en el siglo XVI. Atlas histórico de España en la Edad Moderna. Madrid. Editorial Síntesis. 2012. 284 p. ISBN: 9788497565226. (págs. 53-56)

This entry was posted in COMERCIO, DECADENCIA, GANADERÍA and tagged , , . Bookmark the permalink.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *