Una disputada plaza fuerte.
La ciudad y plaza fuerte holandesa de Breda se halla enclavada en el Brabante Superior, junto a la confluencia de los ríos Mark y Aa, prácticamente a mitad de camino en línea recta entre Bruselas (unos 80 Km al sur) y Amsterdam (unos 90 Km al norte). En el siglo XVII la ciudad, atravesada por varios canales, poseía importantes fortificaciones. Su castillo, edificado en 1350 por Jan de Polanen, señor de la ciudad, fue restaurado en 1536 por Enrique de Nassau y, en fin, reformado en 1696 por Guillermo III, dándole su forma actual. Fue allí donde se redactó el Compromiso de los Nobles o de Breda, una serie de reclamaciones firmadas por dos mil personalidades flamencas y presentadas a Margarita de Parma, gobernadora de los Países Bajos en nombre de Felipe II, solicitando la supresión del edicto de 1564, que establecía la Inquisición y abolía la libertad de culto.
El rechazo de dicho documento por el monarca español fue uno de los detonantes de la rebelión de las Provincias Unidas, en los cuales la plaza de Breda fue sangriento teatro de operaciones, aunque también marco de reuniones diplomáticas, como el Congreso de Breda de 1575, donde se intentó infructuosamente llegar a un acuerdo entre España y los holandeses, quienes tomaron la plaza en 1579. Los españoles la recuperaron en 1581, pero en 1590 Guillermo de Orange la tomó de nuevo. Sitiada por Spínola, se rindió a las tropas españolas en 1625, siendo recuperada definitivamente por los holandeses, mandados por Federico Enrique de Nassau, en 1637, tras cuatro meses de heroica resistencia. Unos años más tarde, su castillo sirvió de refugio en el exilio a Carlos II de Inglaterra, quien redactó allí su Declaración de Breda (1660), en la cual prometía una amnistía a sus súbditos y aceptaba las principales reivindicaciones planteadas por los parlamentarios en 1641, lo que hizo posible su restauración en el trono inglés. Poco después, en 1667, se firmó allí el Tratado de Breda, concertado entre Francia, Inglaterra, Dinamarca y las Provincias Unidas (Holanda), que puso fin a la segunda guerra marítima anglo-holandesa.
Este Cuadro del pintor sevillano Diego de Silva, más conocido como Velázquez, representa la entrega de las llaves de la ciudad de Breda al general don Ambrosio Spinola y Grimaldi, marqués de los Balbases, por parte de Justino de Nassau (hermano de Mauricio de Nassau). A la derecha, las tropas españolas enarbolan las picas ante las holandesas, visiblemente abatidas, una razón por la que el cuadro sea conocido por el sobrenombre de: “las lanzas”.