Precisamente, desde la década de 1520 tuvieron lugar una serie de disputas teológicas que enfrentaron a Lutero con otra serie de referentes religiosos e intelectuales del momento. Ya se ha comentado el conflicto que tuvo lugar entre el reformador y su antiguo colega Andreas Karlstadt en 1522. Pocos años después, estallaría la disputa, meramente intelectual pero de gran trascendencia para la época, que le enfrentaría con Erasmo de Rotterdam. La crítica del Príncipe de los humanistas en De libero arbitrio fue contestada por Lutero en 1525 mediante su escrito De servo arbitrio, donde trataba la importante cuestión teológica y ética de la libertad humana en relación con la voluntad de Dios. No obstante, aún más relevantes que todos estos enfrentamientos fueron los problemas que surgieron entre diferentes movimientos reformistas europeos en un momento que suponía el principio de la gran expansión de la Reforma, que acabaría instaurándose en Alemania, Suiza, Dinamarca, Escandinavia, Inglaterra, Francia, etc.
En aquel momento, muchos príncipes simpatizantes con el movimiento sostenían que era precisa una unidad entre todas estas corrientes reformistas para poder hacer frente a la Iglesia romana mediante la construcción de una nueva Iglesia reformada. El más importante de estos gobernantes, el Landgrave Felipe de Hesse, simpatizante de las tesis de Zwinglio, fue el promotor de un importante encuentro convocado en Marburgo. El objetivo era lograr la unión entre los teólogos reformadores alemanes y suizos. Las reuniones comenzaron el 1 de octubre de 1929 y a ellas acudieron, del bando de Wittenberg, Lutero y Melanchton apoyados por Jonas, Cruciger, Myconius, Osiander, Agricola y Brentius; por el lado suizo fueron Zwinglio y Oecolampadius, apoyados Bucer y Hedio. El Landgrave hizo lo que pudo por la unidad pero había ciertas cuestiones que la hacían imposible, destacando entre ellas la doctrina de la Eucaristía. Zuinglio era más flexible y buscó con mayor ahínco el acuerdo, ya que consideraba que las diferencias existían en puntos no esenciales. No obstante, Lutero consideraba que la presencia corporal de Cristo en la cena era algo clave e irrenunciable. Al fin, Lutero fue convencido para redactar una confesión común en alemán que constaba de quince artículos, en la que se plasmaba el desacuerdo en torno a la cena. El 5 de octubre había terminado la reunión con un éxito razonable pero, con los años, la brecha entre las distintas tendencias reformistas se fue ensanchando, especialmente tras la muerte de Zwinglio en 1531.
Imagen: Retrato de Ulrich Zwinglio. Página Biografía y vidas: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/z/zwinglio.htm