La Biblia será la fuente de sabiduría y consuelo de la que Lutero beberá durante toda su vida. Todas sus opiniones y afirmaciones están respaldadas por argumentos sacados de la Biblia. Por esta razón traducirá la Biblia al alemán para permitir a sus compatriotas gozar de los conocimientos que las Sagradas Escrituras ofrecen al lector. El estudio, meditación y análisis nos ayuda a conocer la voluntad de Dios que debemos seguir si queremos alcanzar la salvación.
Lutero dedicó su vida a la Biblia desde que obtuvo la cátedra de Exégesis Biblica en la Universidad de Witterberg pasó 30 años explicando las Sagradas Escrituras. No sólo como profesor si no también como traductor. En 1522 publicó su traducción del Nuevo Testamento y continuó hasta 1534 cuando tradujo la totalidad de la Biblia. Esta obra obtuvo un éxito muy importante. Pero también tuvo sus detractores. Para responderles escribió “Carta sobre el arte de traducir”. La tarea de traducción que llevó a cabo sirvió para normalizar la lengua alemana, estando su Biblia considerada como la obra maestra de la prosa alemana.
Las demás naciones siguieron su ejemplo y pronto surgieron traducciones en varias lenguas y con ellas diferentes interpretaciones de la Palabra de Dios que generaron nuevas controversias. Los reformadores defendían la libertad del cristiano de interpretar libremente las Sagradas Escrituras, mientras que la Iglesia opinaba que era tarea de sus ministros.
La primera disputa Lutero la tuvo con Karlstadt que interpretó la Biblia según su criterio durante la ausencia de Martín. Diferían en la concepción de la Eucaristía. Estas y otras razones aumentaron las diferencias entre ambos haciendo que Karlstadt fuera desterrado por Federico de Sajonia a petición de Lutero.
Otra conflicto lo tuvo con Ulrico Zwinglio, fundador de la Iglesia Reformada Suiza. Zwinglio ya había publicado su traducción de la Biblia al alemán en 1530 (4 años antes que Lutero) y tuvieron discrepancias en cuanto a la interpretación. Coincidían en la mayoría de los temas pero divergían en uno: la Eucaristía. Para Zwinglio es un un acto simbólico en memoria a la Santa Cena, pero Lutero tenía una postura más próxima a la los católicos considerando que el pan y el vino no sufrían una transformación pero que Cristo si estaba presente. Este problema originó la separación entre llos reformados alemanes y suizos.