Al la nobleza cristiana de la nación alemana

Esta es una de las obras más importantes de Lutero. Publicada en 1520 un año trascendental en la vida del Reformador. En este años Lutero definirá a partir de sus publicaciones las líneas principales de la doctrina reformista. En este escrito retoma el ataque a la venalidad de la Iglesia que ya había tratado en su anterior obra “ Sobre el Papado de Roma”. La importancia de esta obra radica en la declaración de intenciones de Martín de separarse de la Iglesia. Esta postura es tan firme que incluso anima a hacer lo mismo a la nobleza alemana, a quien está dirigida la obra. En esta ocasión se separa de la temática teológica para tratar temas más relacionados con lo social y lo político aunque nunca dejará de apoyar sus afirmaciones con alusiones a las Sagradas Escrituras. Contradice la supremacía del poder espiritual sobre el temporal que defiende el Papa diciendo que eso no ha quedado reflejado en ningún documento sagrado. Esta crítica al poder papal está acompañada de una serie de recomendaciones para la reforma de la Iglesia, como la reducción de las festividades religiosas, los impuestos eclesiásticos, la revisión de la educación impartida en las universidades, la reducción del número de altos cargos eclesiásticos o la prohibición de burdeles o del matrimonio de los clérigos, haciendo obligatorio el voto de castidad. Otras propuestas de carácter económico fueron la prohibición de los préstamos fraudulentos de la banca Fugger y el abandono de la promulgación de indulgencias y de peregrinaciones a santuarios.

A lo largo de la obra hay dos aspectos que son tratados con detalle. Uno de ellos es la separación de los bohemios del seno de la Iglesia Católica, que se hizo patente tras la condena de Hus en el Concilio de Constanza. Lutero era partidario de que volvieran a ser incluidos dentro de la comunidad cristiana con la conservación de sus ritos. El segundo tema tiene que ver con la intervención del Papado es cuestiones políticas. Esto queda patente en el poder decisorio del Papa en la elección del heredero al trono de Sacro Imperio Romano Germánico y en la implicación en los estados italianos.

La publicación de esta obra ocasionó un profundo impacto no sólo en Alemania si no en muchos lugares de Europa. La difusión de la obra fue rapidísima siendo traducida a varias lenguas. Los temas tratados por Martín afectaban a la sociedad de la época y muchos veían identificadas sus demandas.

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Sobre el Papado de Roma

Es una obra escrita por el Reformador en 1520 después de promulgarse las dos bulas de excomunión. Este es el primer escrito violento de Lutero. En él se tocan temas bastantes importantes, como la autoridad de la jerarquía eclesiástica y su derecho a ejercer dicha autoridad. Con referencia a este tema pone como ejemplo a los rusos blancos, los griegos o los bohemios preguntándose si se le podría considerar cismáticos o herejes por el simple hecho de no obedecer al Papa.

Otro de los temas tratados y que es de suma importancia ya que se convertirá en una de las causas de debate entre protestantes y católicos. Este tema es la supremacía de San Padreo como primer Papa y representante de la comunidad cristiana. La polémica está en San Pedro como autoridad o sólo como representante. Lutero afirmaba que según los evangelios de Mateo y Juan Jesús sólo eligió a Pedro como representante sin otorgarle ningún tipo de autoridad. En cambio los romanistas sí que consideran a Pedro como la pieza clave dentro de la construcción de la Iglesia y el máximo representante.

Como último tema Martín Lutero inicia un tema que posteriormente ampliará en otras obras. Se trata de un ataque a las faltas de la Iglesia en el que invita a sus lectores a separarse de la familia católica.

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Las indulgencias y las 95 Tesis

En marzo de 1517 el dominico Joham Tetzel llegó a Wittenberg a predicar una indulgencia plenaria por orden del arzobispo Alberto de Brandenburgo a pesar de que el duque Federico el Sabio lo había prohibido. La recaudación de dicha indulgencia estaba destinada a la construcción de la Basílica de San Pedro.

La doctrina de las indulgencias fue definida por Santo Tomás de Aquino. Se trata de un documento que exime las penas de los fieles que deben ser purgadas o durante la vida terrena o tras la muerte en el purgatorio. Por eso muchos creyentes compraban indulgencias para salvar el alma de sus parientes difuntos. Estos documentos eran administrados por los ministros de la Iglesia. Durante la Edad Media se podían obtener por la peregrinación a Roma, por visitar santuarios, por participar en las Cruzadas o por contribuir a la construcción de edificios eclesiásticos u obras públicas.

Pero en el siglo XV se había adoptado la costumbre de adquirir indulgencias a través de un pago en dinero. Este nuevo mecanismo desencadenó la creación de una red de negocios e intercambio de favores que comenzó a despertar múltiples críticas y protestas.

Esta utilización de la salvación como excusa irritaba muchísimo a Lutero que no podía permitir que sus vecinos malgastaran el poco dinero que tenían de algo que sólo reportaría beneficios a los altos cargos eclesiásticos. Martín ya había arremetido contra las indulgencias durante un sermón pronunciado en octubre de 1516.

Con la llegada de Joham Tetzel a Sajonia para vender las indulgencias, Lutero decidió intervenir enviando una carta al arzobispo Alberto de Brandenburgo. Esta carta iba acompañada de lo que se conoció como las “95 Tesis”. Cuenta la tradición de que fueron colgadas en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg. En la carta Lutero le pedía al arzobispo que se cambiara la forma de predicar las indulgencias porque confundían al pueblo.

En las 95 Tesis Lutero pone de manifiesto la clara influencia de la Iglesia las vidas de los fieles. La mayoria de los fieles son analfabetos y no conocen todos los preceptos de la dontrina cristiana, la Iglesia se aprovecha de ellos y engaña a los creyentes con mecanismos que le proporcionan beneficios a la jerarquía eclesiástica y cree que la recaudación de las indulgencias debe ir destinada a la ayuda a los más necesitados, no a la construcción de templos. Lutero considera que la remisión de las penas solo es competencia de Dios y que la salvación no se consigue con un papel si no con el cumplimiento de las normas morales reflejadas en la Biblia.

También pone en entredicho la autoridad del Papa para decretar y autorizar una serie de competencias que solo atañen a Dios. Aún así todavía es muy respetuoso con la figura del Papa ya que es el intermediario con Dios.

En esta obra, la primera del Reformador, queda patente su concepción del hombre. Lutero considera al hombre un ser imperfecto, lleno de debilidades y muy proclive a caer en la tentación del diablo por eso propone que los buenos cristianos deben seguir a Dios con sufrimiento, penas y muerte. Aquí queda reflejada su concepción medieval de la vida como un valle de lágrimas, para él, la vida del cristiano debe ser la penitencia, porque Cristo lo ha querido así y sólo mostrándose arrepentidos obtendrán el perdón de Dios.

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Lutero, un hombre temeroso de Dios

A Lutero se le puede definir como el prototipo perfecto de hombre medieval temeroso de Dios y de la justicia divina . Esta visión de Dios Lutero la tiene muy presente ya que en el capítulo XX del Éxodo define a Dios como “un fuego que te devora, te consume, más amenazador que el diablo”. Esta es la imagen del Dios de Antiguo Testamento.

Durante su infancia recibió influencias religiosas por parte de su madre. Las pocas alusiones que hace sobre esta época son sombrías recordando más los castigos que los momentos felices, este hecho pudo aumentar ese temor hacia Dios, al igual que la estancia durante un año con los Hermanos de la Vida en Común.

Según las doctrinas del momento era posible hallar la salvación dentro del seno de la Iglesia, probablemente fue una de las razones que le impulsó a optar por la vida monástica. Pero desde siempre Martín albergó sus dudas al respecto porque tan fuerte era su temor a la ira divina y a la condena de su alma que para él era necesario algo que le proporcionara una certeza absoluta sobre la salvación de su alma. Cuando ingresó en la orden de los agustinos creyó alcanzar esta certeza o por lo menos aplacarla. El fracaso de hallar la salvación en la vida monástica será una de las razones por las que posteriormente se separará de la Iglesia Católica, ya que consideraba que los excesos cometidos por los ministros de la Iglesia los conducirían al infierno.

La razón del temor a la ira divina en el Reformador no partía de dudas a cerca del la existencia de Dios, Lutero nunca dudó pues su fe era muy fuerte, pero no tenía el mismo concepto sobre el hombre al cual consideraba débil y muy proclive a caer en las tentaciones del diablo. Estos pensamientos hicieron que poco a poco se desarrollara dentro de él un conflicto espiritual sobre la débil línea entre la salvación y la condena eterna. Aceptó la vida monástica como vía para alcanzar la salvación, se esforzaba más que ninguno en ser un buen monje pero aún así sentía como Dios y el diablo luchaban por su alma. Sentía su presencia continuamente hasta el punto de llegar a conversar con el demonio.

Para aplacar el profundo desasosiego que eso le causaba se refugiaba en la música y el canto pero sobre todo en la Biblia que le otorgaba la paz de espíritu que tanto ansiaba. Y fue gracias a las Sagradas Escrituras como el Reformador dejó de temer a Dios. La lectura y meditación profunda de San Pablo en su Epístola a los Romanos (Romanos 1:17) cambió la imagen que el Reformador tenía de Dios. Este versículo cita: “el justo vivirá por la fe” y gracias a él Lutero comprendió que Dios no condena al pecador, lo justifica y con su gracia y benevolencia le otorga la salvación eterna. Esto supuso una revelación para Martín. A partir de ese momento Dios deja de ser una figura cruel para convertirse en amable y misericordioso, un dios que ama a todos sus fieles y concede el perdón de los pecados. Al alcanzar este grado de comprensión la lucha interna en la que se debatía Lutero se apaciguó. Entendió que la fe es el camino hacia la salvación y hacia el amor de Dios.

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