Nuestra primera visita a Francia. Tenía que ir para concretar un convenio entre la Universidad Jean Monnet y la de Alicante, para un máster conjunto. Además, tenía que dar unas pocas clases y entablar relaciones de investigación con un grupo de esta Universidad.
La ciudad de St. Etienne está a unos 60kms de Lyon. El viaje fue largo, porque volamos por Madrid, luego tren hasta Lyon, tren hasta St. Etienne y, por último, tranvía hasta la residencia donde nos alojábamos. Muy cansados, pero con ganas de conocer la ciudad. Con tanto trabajo que tuve que hacer, apenas tuve tiempo de hacer mucho turismo, pero lo que vimos nos gustó mucho. Ciudad muy tranquila, no demasiado grande, la gente muy agradable. De hecho, este aspecto fue una cosa que nos sorprendió mucho: todo el mundo nos pareció encantador, nos ayudaron en todo (no hablábamos nada de francés y nos pudimos hacer entender, medio en inglés, medio en español). Nos faltó por ver las minas (se puede descender a las galerías). Este ciudad tuvo una importante industria minera. De hecho, algunas montañas que bordean la ciudad son los restos del material extraído de las minas.
Los alrededores de St. Etienne son espectaculares. Visitamos una ruta en coche que llega a St. Victor, un pequeño pueblo rodeado de castillos, con un embalse rodeado de montañas, que nos hizo sentirnos en un viaje al pasado. Uno se podía imaginar cómo sería la vida allí hace varios siglos. De allí nos adentramos al parque nacional de Pilat, todavía con nieve de una reciente nevada. Desde lo alto de una montaña pudimos ver los Alpes, que distaban unos 300kms de donde estábamos. Qué más podíamos pedir!
El último día lo pasamos en Lyon. Es la segunda ciudad más grande de Francia y fue capital de Francia. Nos encantó. Esta ciudad esconde muchos secretos. El que más me gustó fue unos pasadizos para entrar a casas particulares, que pueden ser visitados. La ciudad está construida alrededor de dos ríos, uno de ellos muy caudaloso. Todo lo vimos muy rápido, pero como tenemos que regresar…
No quiero terminar este post sin agradecer a las personas con las que estuve trabajando allí: Marc, Leonor, Eliza y Amorie. Hicieron que nos sintiéramos muy a gusto. A pesar de tener mucho trabajo, nunca pierden su sonrisa y siempre sacan un momento para, fuera del trabajo, ahondar en las relaciones personales. Agradecidos estamos!
St. Etienne |