Salida al día siguiente. 7 de la mañana. Un buen desayuno. Nervios, por que no sabíamos qué nos esperaba.
Mucha gente, la mayoría muy maja. El buen tiempo y las buenas condiciones metereológicas hacían un día estupendo para caminar. Impresionantes vistas, impresionante caminar por alta montaña. Todavía quedaba algo de nieve en algunos sitios, pero muy poca. El camino era difícil, pero todavía no había llegado lo bueno.
Primer hito conseguido: alcanzado el Ibon Chelau (Lago helado). Bueno, en esta época no está helado (creo que un mes o un par de meses al año no está). Ya estamos por encima de los 3000. Ya estábamos contentos, pues era un objetivo que no teníamos seguro conseguir.
Estábamos bastante cansados y nos quedaba lo peor: la escupidera. Una subida muy fuerte de unos 300 metros de desnivel. Muy peligrosa: nos comentaron que es uno de los puntos negros del Pirineo, donde más gente ha muerto. Son palabras mayores, estamos haciendo alta montaña y no lo habíamos hecho antes. Esto nos parece un mundo comparado con nuestras montañitas de Alicante. Nos planteamos empezar y ver si llegábamos. Yo tengo mucha confianza en mis fuerzas y mi chica no tantas en las suyas. Empezamos a subir. No hay fuerzas para hacer fotos (ni ganas). Un camino difícil: muchas piedras (andabas uno y descendías dos :S) y algo de hielo, lo peor para andar. Y con pocas fuerzas ya.
Faltando menos de 50 metros para llegar a la cumbre, casi tocándola con las manos, me pega una “pájara” como antes nunca me había pegado. Mi cuerpo no está mal, pero mi cabeza empieza a notar el cansancio, la altura, el miedo a caer, mil cosas. Menos mal que tenía a mi chiqui, que tomó la iniciativa (y la mochila!) y poco a poco hicimos cumbre. Increíble!!!!!!! Estamos en Monte Perdido!!!! 3355 metros de altitud. No nos lo podemos creer. En 3 horas y media, tal como marcan las guías. Todo nos parece precioso, todo es precioso. Vemos Francia por el norte, otros picos, las nubes a nuestros pies. Fotos, fotos y más fotos. Nos queremos quedar allí para siempre
Después de descansar y comer algo toca la bajada. La bajada por la escupidera es un poco difícil. Resbala mucho y tiene mucha pendiente. Vamos con cuidado hasta que llegamos a un sitio donde desato mi entusiasmo corriendo hacia abajo por las piedras (mi ilusión cuando subo una montaña). Nos quisimos hacer una fotillo de despedida con el Perdido de fondo.
En dos horas llegamos al refugio. Eran las 2 de la tarde y no había nada que hacer. Estábamos muy cansados, pero pensamos que mejor regresar a Torla y dormir en un hotel, pues al día siguiente nos esperaba 8 horas de coche hasta Alicante. Cogimos las cosas del refugio y andando para abajo. Otras 4 horas de caminata. Bajamos por la ruta “turística” del valle. A las 5 de la tarde estábamos en las gradas de Soaso, terminando de comer. Estábamos tan cansados y con tantas ganar de llegar que hicimos en dos horas lo que se tarda (normalmente y sin peso) dos horas y media, adelantando a las personas que bajaban tan tranquilas.
Total, 11 horas de pateo, subida de 1200 metros y bajada de casi 2000. Cuando llegamos al hotel nos quedamos fritos, no sin antes darnos una buena ducha, que después de dos días sudando y con casi la misma ropa era necesaria.
Monte Perdido 2007 |
Hola Miguel Ángel,
Buscaba a otro Miguelón y he encontrado casualmente tu blog. Bienvenido al mundo de la alta montaña. Yo también soy uno de los que salen mucho al monte a disfrutar. Mi servidor web personal está de baja por fallo del disco duro (je,je), pero si te apetece ver alguna de las rutas que he hecho con mis amigos tengo algunos reportajes antiguos en el servidor de mi departamento http://www.dfists.ua.es/~jberna/gamd/
Un saludo,
José Ángel Berná
Hola José Ángel:
El antispam me había quitado tu comentario. Llevo varios meses sin escribir (mucho lío de trabajo y mucha pereza), pero quiero recuperar esto. La verdad es que me gusta mucho la montaña. Disfruto mucho y algunas montañas y rutas me aportan muchísimo (relajación, superación, diversión).
Un saudo, Miguel