Mariana de Neoburgo
Mariana de Neoburgo, que nació el 28 de Octubre de 1667, fue destinada a casarse por razones de estado con Carlos II a los pocos días de morir su esposa María Luisa, con la finalidad de que engendrara un heredero para la corona española. Tras celebrarse el matrimonio el 28 de agosto de 1689, los monarcas se reunieron personalmente un tiempo después sin producirse, al parecer, una atracción física inmediata por parte ambos; no sintiéndose Carlos II tan afortunado como con su primera mujer.
Al poco tiempo de estar casada con Carlos II, Mariana fingió un embarazo con el objetivo de doblegar a su marido ante ella. Carlos, a pesar de extrañarle la noticia, se sintió felizmente alagado y esperanzado aunque pronto decaerá tras las acusaciones de su madre de que Mariana estaba mintiendo. Finalmente, la reina llevó hábilmente su embarazo a un aborto ficticio. En este sentido continuaba Mariana apoderándose de su puesto como reina y llegó a denominarse a sí misma “el primer ministro del rey”.
Asimismo, la reina sufrió algunos achaques de salud que pueden asociarse a la amenorrea (ausencia prolongada del periodo menstrual) lo que era utilizado por ella a su antojo y causaba una desilusión continua a su marido. Doña Mariana llegó a fingir otro aborto, quitándose de esta forma las duras críticas que de la madre de Carlos y otros miembros de la corte le profesaban. Parece ser que llegó a fingir hasta 12 embarazos. Paralelamente, lo que está claro es que la vida sexual de los cónyuges no era para nada satisfactoria y seguiría la línea del primer matrimonio del monarca. Por ello doña Mariana satisfacía su fracaso matrimonial y materno con superfluos caprichos materiales.
Por su parte Carlos II, como en su primer matrimonio, creía que su desdichada suerte radicaba en sí mismo al estar bajo posesión del demonio y debido a ello, según algunas prescripciones, el soberano se apartó durante un tiempo del lecho de su esposa además de hacerse suministrar numerosos tipos de remedios. Medicamente, Carlos II padecería algún tipo de impotencia o eyaculación precoz que le imposibilitaba el poder tener descendencia por lo que tanto María Luisa de Orleans como Mariana de Neoburgo no tendrían aparentemente problemas para concebir un hijo.
Más adelante Mariana de Neoburgo contralló unas fiebres junto con su esposo el cual fallecerá en primer lugar dejando viuda a doña Mariana con treinta y tres años de edad, muriendo ya anciana en el año 1740 sin descendencia alguna.
María Luisa de Orleans
María Luisa de Orleans nació el 27 de marzo de 1662 y fue destinada a casarse con el último Austria Carlos II en contra de su voluntad ya que al parecer ella estaba enamorada del delfín Luis XIV, hermano de su padre. Finalmente, 31 de agosto de 1667 tuvo lugar por poderes la unión de estos dos esposos. Cuando ambos presenciaron su primer encuentro el monarca quedó prendado de su esposa, la cual no debió de sentir lo mismo ante un rey un tanto débil y de aspecto enfermizo, como explicábamos anteriormente al hablar de su madre Mariana de Austria. Esta reina al parecer trató de importunar el matrimonio llegando a acusar a su nuera de estéril.
Sin embargo, sus augurios no irían muy desencaminados, ya que a pesar de vislumbrar en numerosas ocasiones la posibilidad de un embarazo ante las irregularidades menstruales y la tendencia a engordar de la reina, lo cierto era que este matrimonio estuvo condicionado por la esterilidad. Aunque también hay que destacar que los hábitos de los esposos a intimar eran bastante escasos y complejos.
María Luisa, que era una mujer joven que pecaba de ser un tanto infantil e ingenua, llegó a confesar sus intimidades a otras personas y al cabo de un tiempo era conocida por mucha gente la noticia de que la reina era todavía virgen, pasando varios años hasta la consumación del matrimonio. Además de existir problemas en el acto sexual provocados por Carlos II, lo cierto es que esta situación se veía agravada por María Luisa, quien tampoco se sentía muy atraída por su esposo sobre el cual llegó a profesar cierto tedio y aversión
Por su parte Carlos II “El Hechizado,” se basaba en sus numerosas supersticiones y manías para explicar su nula sucesión. Tener descendencia se convirtió para él en una auténtica obsesión llegando a encomendarse incluso a la brujería. Por otro lado, el pueblo comenzó a culpar a María Luisa de no querer tener una sucesión para el trono español llegando a acusarla de infidelidad. Lo cierto es que María Luisa mantuvo una actitud intachable a pesar de su malogrado matrimonio y su desesperación por ser madre.
Algunos escritos sobre los informes médicos de la reina pueden llegar a mostrar que se le suministraban elementos que podían influir en su estado de aparente esterilidad por parte de gente allegada a la política francesa en vistas a malograr un futuro heredero español. El sentimiento devoto de la reina aumentó, como era costumbre, ante la falta del “milagro” esperado y durante un tiempo llegó a vestir hábitos y a realizar peregrinaciones.
La reina murió el 12 de febrero de 1689 dándose como motivo un envenenamiento del que se presentan dudas ya que existen varios informes sobre diferentes diagnósticos sobre si padecía o no una enfermedad o si realmente pudieron envenenarla para quitarse de encima a una reina que no ofrecía una continuidad a la corona.
Mariana de Austria
Mariana de Austria nació el 24 de septiembre de 1635 y con apenas trece años fue destinada a casarse con su primo Baltasar Carlos pero ante la muerte de éste, finalmente se casará con su tío carnal Felipe IV, el cual le sobrepasaba en casi treinta años de edad. El matrimonio tuvo lugar el 8 de noviembre de 1648 mediante procuradores. Al poco tiempo la pareja se encontró personalmente.
Este matrimonio no fue ni mucho menos ejemplo de felicidad y amor. El rey, libertino como era, no cesaba en sus aventuras extraconyugales debido a la juventud de su esposa y Mariana vivía sumida en un matrimonio infeliz con un esposo no le proporcionaba ningún tipo de atracción ni compartía gustos ni similitudes debido a la gran diferencia de edad.
Debido a los deseos de Felipe IV de tener descendencia de manera inmediata, la consumación del matrimonio no se hizo esperar mucho tiempo y de un primer embarazo nacerá en 1651 una niña llamada Margarita María, la cual despertaría enormes desilusiones para la corte y para su padre. Esta infanta será la que posteriormente Velázquez ilustrará en “Las Meninas”. Parece ser que tras dar a luz a su primera hija, la reina Mariana pasó por un largo periodo de apatía y desgana que pudo propiciarse por sentirse a disgusto en el ambiente que le había tocado vivir, incluso algunos cronistas afirmaban que el ambiente de palacio la entristecía de sobremanera.
En el año 1655 dio a luz a una nueva niña llamada María de la Concepción Ambrosia quien tendrá una corta vida. Después de este parto, doña Mariana sufrirá un grave estado de salud del que conseguirá recuperarse. Posteriormente, y tras un nacimiento fallido de otra niña que vivió pocas horas, doña Mariana volverá a quedar embarazada y el 28 de noviembre de 1657 la reina tendrá un varón llamado Felipe Próspero; un heredero fallido que murió a los cuatro años de edad. Más adelante, otro heredero bautizado como Fernando Tomás, morirá a los pocos meses de nacido. El sexto hijo del matrimonio fue el último intento procreativo de Felipe IV. Este nacerá en el año 1661, unos días más tarde de la muerte de Felipe Próspero. Tendrá por nombre Carlos y será un infante con signos físicos de debilidad y por ello será ocultado por orden de su padre en sus primeros momentos vida. Sin embargo, este infante al fallecer de su padre Felipe IV en el año 1665 se convertirá rey con el nombre de Carlos II.
La muerte del monarca sumió a Mariana de Austria en un grave abatimiento. Los fracasos maternales nos recuerdan a Isabel de Borbón, sin descartar que pudiera sufrir alguna influencia física más que la casualidad o el destino. En la etapa final de su vida perece que Mariana sufrió un cáncer de pecho que oculto durante mucho tiempo a sus médicos falleciendo el 16 de mayo de 1696.
Isabel de Borbón
Isabel de Borbón y de Médicis que nació el 22 de noviembre de 1603, fue destinada con doce años al casarse con el heredero de la corona española Felipe IV cuando éste contaba con 10 años de edad. Esta boda, entre lo que eran dos niños, se celebró por poderes el 18 de octubre de 1615, conociéndose los desposados un mes después. Algunos cronistas postularon que Felipe IV quedó tan embelesado de su esposa cuando la vio que apenas articuló palabra alguna, pero esto se debería seguramente a una timidez propia de un niño y a una tendencia de los cronistas a postular este tipo de escenas.
Durante unos cuantos años la pareja vivió separada ya que no tenían la edad oportuna para convivir como un matrimonio. Los esposos procedieron a su unión al convivir juntos durante unos quince días, los cuales fueron suficientes para que Isabel quedase embarazada. Este hecho borraba los malos augurios que se cuenta el conde Duque de Olivares había planeado sobre la Isabel para impedir su fecundidad. En cuanto a su matrimonio, a pesar de que Isabel era una mujer dedicada a su marido, parece ser que el Felipe IV desfogaba su amplia actitud libertina con numerosas amantes que el conde duque de Olivares se encargaba de facilitar al monarca.
A igual de que en su primer embarazo, del cual nació una niña prematura que morirá unas pocas horas después de nacer, Isabel de Borbón trajo al mundo posteriormente a otra niña que tan sólo vivirá unos días y más tarde otras dos infantas que morirán con días de nacidas. Estos hechos crearon una gran frustración en Isabel, quien se encomendó fervientemente a los designios religiosos. Finalmente, en 1629 nació un ansiado heredero varón llamado Baltasar Carlos.
Según algunos cronistas, la reina vivía los últimos tiempos de una manera muy melancólica y alicaída entre otras cosas por haber perdido otra nueva hija más y tener tan sólo un varón entre su descendencia, el cual morirá en 1646. Un último fruto de la unión de estos monarcas será una sexta niña que tendrá por nombre María Teresa, la cual será la única de todos sus hijos fallidos que llegará a edad adulta hasta convertirse en reina de Francia junto con Luis XIV.
Por estos tiempos parece ser que la reina reclamaba más que nunca la atención de su esposo a pesar de ser conocedora de sus múltiples infidelidades, algo que se tomaba en la corte generalmente de forma natural y sin tener las connotaciones tan negativas de la actualidad. Este nuevo acercamiento con su esposo fue para Isabel la mejor recompensa por la fidelidad y ternura que siempre había mostrado hacia su marido.
Doña Isabel de Borbón falleció el 6 de octubre de 1644 cuando rondaba los cuarenta años de edad, unos días después de enfermar gravemente de una erísipela (enfermedad infectocontagiosa aguda y febril). Otra deficiencia de salud que poseía la reina quedaba patente en sus numerosos partos fracasados que se pueden achacar a una lues materna heredada de su padre o a la posibilidad de que Felipe IV padeciera sífilis debido a sus numerosos escarceos fuera del lecho conyugal.
Margarita de Austria
Margarita de Austria nació el 25 de diciembre de 1584 en Gratz (Austria) y fue destinada en matrimonio a Felipe III. Parece ser que cuando la joven recibió la noticia de que iba a desposarse con el heredero a la corona de España, ésta se encontraba en un hospital haciendo gala de su caritativa vocación de asistencia al prójimo. Estado Margarita de camino a España falleció Felipe II y el matrimonio ya como reina de España tuvo lugar el 13 de noviembre de 1598 de forma representativa. Los nuevos reyes se conocieron posteriormente y parece ser que a pesar de la corta edad de la reina, que tan sólo tenía catorce años y de la veintena de edad de Felipe III , el matrimonio se consumó de inmediato.
Margarita de Austria mantuvo una ferviente obsesión con dar un heredero a la corona y a su marido, considerando esto como su única función y llegando a sentir que de no ser así no sería digna de más mínimo respeto. Finalmente, el deseado embarazo llegó y el día 22 de Septiembre de 1601 dio a luz a su primera hija, Ana Mauricia. Este embarazo se dio sin complicaciones y su esposo Felipe III estuvo a su lado en los momentos previos al parto. Aún así, la reina realizó antes del mismo su testamento, ya que además de ser costumbre era un signo más de su exagerada aptitud devota. Esta postura condujo a que Margarita ordenase el envío de una reliquia, el báculo de santo Domingo de Silos, destinado a los buenos partos, algo que se convertirá en una tradición para las futuras reinas españolas.
Un segundo alumbramiento tuvo lugar dos años después dando lugar a una niña que murió a los pocos meses. Posteriormente el 8 de Abril de 1605 nacerá el primer hijo y heredero de la corona, el futuro Felipe IV. Margarita tendrá a lo largo del tiempo dos hijas más llamadas María y Margarita Francisca y dos nuevos varones, bautizados como Carlos y Fernando respetivamente. Finalmente, su último hijo el infante Alfonso, nacerá el 22 de septiembre de 1611. A consecuencia de este parto, unos días después Margarita de Austria fallecerá con sólo veintisiete años de edad. Hay que resaltar que la ferviente fertilidad de Margarita había sido heredada de su madre, la cual había llegado a tener quince hijos.
Debido a su gran aptitud devota, la reina se preparaba siempre para morir ante cada uno de sus partos, sobreviviendo a un gran número de ellos y cumpliendo a la perfección el papel de madre que tanto ansiaba perfeccionar. La muerte desde el punto de vista médico se produjo, como era usual, por infección puerperal (inflamación séptica localizada o generalizada) sin embargo la creencia popular de su muerte fue, como venía ocurriendo en otro caos, la de un envenenamiento. El rey vivió los diez años que sobrevivió a su mujer desolado y sin volverse a casar, por lo que recibirá el apelativo de “Rey Pio”.
Isabel de Valois
Isabel de Valois nació el 3 de Abril de 1546 en Fontainebleau, siendo hija de Enrique II de Francia y Catalina de Médicis. El objetivo de este casamiento era la concordia política con Francia personificándose en la figura de Isabel de Valois quien será conocida popularmente con el nombre de “Isabel de la paz”. En un principio, Isabel iba a convertirse en mujer del príncipe Don Carlos el cual era el primogénito del que será su marido Felipe II, siendo ésta su tercera esposa. En este contexto, tuvieron lugar muchos rumores de los posibles amoríos entre este triangulo de personalidades, alegándose los terribles celos que sentía Carlos hacia su padre y la que se convertiría en su madrastra. Finalmente, las nupcias tuvieron lugar el 22 de Junio de 1559. Como ya había sucedido en otros matrimonios reales, en vista de la ausencia física de Don Felipe, el duque de Alba se encargó de efectuar su representación simbólica, incluyendo el lecho matrimonial.
Cuando Isabel llegó a España tenía a penas catorce años y algunos cronistas cuentan que Felipe II quedó impactado por su juventud y belleza. Paralelamente, cabe destacar que cuando se pretendió consumar el matrimonio, Isabel era todavía una niña arrebatada de las faldas de su madre que fácilmente podía poseer muñecas como parte de sus pertenecías, además de que todavía no había alcanzado su madurez sexual, por lo que se pospuso la consumación para un año más tarde, algo sobre lo que el rey no estaba muy conforme. Sin embargo, a sus quince años de edad Isabel se había convertido en una muchacha vigorosa y alta que distaba mucho de la niña que había llegado a España aproximadamente un año atrás.
A pesar de ello, los comienzos de la consumación matrimonial fueron para Isabel de Valois un tanto dolorosos según algunos escritos que eran enviados a su madre Catalina, aunque posteriormente se solucionarán. Isabel padeció durante algunos de sus viajes una leve viruela que se solventó no con muchas dificultades y en el año 1564 se anunció su primer embarazo estando su marido pendiente de ella ante las dificultades de salud que experimentaba de manera continua. Finalmente y ante las numerosas sangrías que se le practicaron para establecer su recuperación, Isabel tuvo un esperado aborto. Al parecer este hecho hizo que su marido Felipe II, el cual tenía relaciones extramatrimoniales y sabidas amantes, decidiera serle fiel a su esposa.
En su ansiado deseo por engendrar un hijo, Isabel de Valois seguía pintorescas indicaciones como las de darse baños, a los que la reina se oponía por su vergüenza a presentarse desnuda, o las de ingerir ungüentos y brebajes, muchos de ellos recomendados por su madre Catalina, asimismo la solución a su problema fue buscada también en el ámbito religioso. Finalmente, su primera hija Isabel Clara Eugenia nacerá el 12 de agosto de 1566. Parece ser que esta niña fue el ojo derecho Felipe II a quién no le importó que fuera mujer ya que creía fielmente en que poseía una anomalía para engendrar varones, teniendo su único hijo Carlos cierta deficiencia física. Un año después, llegará un tercer embarazo que traerá al mundo a una segunda hija llamada Catalina Micaela. El nacimiento de una segunda hija provocó más desconsuelo en Isabel que en Felipe, ya que ella sabía que los planes de futuro de su reinado dependían de un hijo varón.
Por último, cabe decir que la reina falleció expulsando un feto que murió al poco tiempo de llegar a la vida. Se especula sobre una medicina que le provocó la muerte ya que murió a las pocas horas de ingerirla, como si fuese una especie de veneno y a ello se atribuyó su muerte sin ningún fundamento histórico. Lo cierto es que doña Isabel contó con un estado de salud delicado en su vida que fue agravado por las numerosas atenciones médicas que en esa época agravaban más que mejoraban su estado y en esta línea, más debilitada que nunca. Isabel de Valois dejó a su reinado, a su marido y a sus dos hijas para siempre.
María Tudor
La inglesa María Tudor que nació el 18 de Febrero de 1515 era hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón. En un primer momento María fue destinada a casarse con Carlos V pero al fracasar la consumación de dicho enlace, la princesa fue víctima de terribles tormentos hasta que finalmente subió al trono de Inglaterra como María I con treinta y ocho años de edad.
Su casamiento, que fue elaborado con fines políticos, se produciría como ya era costumbre tras la dispensa papal por tener lazos de consanguineidad con Felipe II, el cual se casaba por segunda vez. Antes del casamiento María, la cual poseía un retrato de Tiziano de su futuro esposo no tardó en experimentar los lazos de amor hacia su prometido. Los esponsales se celebraron por poderes el día 5 de Enero de 1554 siendo el conde de Egmont el representante de Felipe II. Como era costumbre, éste noble realizó el ritual de acostarse en el lecho de la esposa con una armadura para corroborar que no se llegaran a mayores intimidades más allá del simbolismo ritual que debía representar la escena. Más adelante el 25 de Julio, los esposos se vieron por primera vez y consumaron su matrimonio.
A pesar de que María Tudor no despertaba un gran deseo en Felipe II debido a su avanzada edad, parece ser que éste respondió fielmente a sus deberes como esposo y como encargado de dar un heredero a la corona. El primer avistamiento de un embarazó llegará con la sospecha del abultamiento del vientre de María, que aunque no llegaba a saberse con certeza, todo indicaba que estaba en estado de buena esperanza. Incluso ella misma llego a afirmar que en su vientre se movía una pequeña criatura. Sin embargo, el paso del tiempo hizo ver que no se trataba de un embarazo sino posiblemente de hidropesía (acumulación de líquido en los tejidos). Esto causó una gran decepción para María y para el resto de la corte y de la población ya que los preparativos estaban completamente terminados y se esperaba con rotunda seguridad el nacimiento de un varón. Parece ser incluso que la princesa estuvo en posición de parto y llegó a sentir los dolores del mismo.
En relación a esto parece ser que el obispo Bonner le infundió la idea de que todo lo ocurrido era un castigo divino por no continuar con la persecución de herejes y por ello María Tudor mando quemar a decenas de personas. Por otro lado, Felipe II se sintió engañado pensando que su mujer le había hecho creer la existencia de un embarazo para retenerle a su lado. Dado esto, los esposos no volvieron a tener otro contacto más allá del epistolar. Sin embargo cuando María realizó su testamento estaba convencida de que portaba un futuro heredero en su vientre, como consecuencia del encuentro que había tenido lugar con su marido pero todo ello era fruto de su imaginación o de su invención debido a sus ansias por ser madre. Además María Tudor anhelaba la creación de una dinastía que uniese ambos reinos y que aportase una consolidación de su ferviente fe cristiana.
María Tudor falleció sin descendencia el 17 de noviembre de 1558 debido a una enfermedad que la debilitó progresivamente sin ver cumplidos sus exacerbados deseos de ser madre.
En su primer matrimonio Felipe II tuvo como esposa su prima hermana María Manuela de Portugal nacida el 15 de Octubre de 1527. Sus esponsales se celebraron por poderes cuando ambos tenían dieciséis años tras la dispensa papal y el 15 de diciembre de 1543 María llegó a España. En torno a esto, se dice que el príncipe, impaciente por ver a su esposa, presenció la entrada oficial de su futura mujer con disfraz y de incógnito. Felipe, a pesar de casarse por designios exclusivamente políticos, no dejaba de preocuparse por el aspecto físico de su esposa, a la que consideraba algo entrada en carnes, desde el momento en que la vio por primera vez. Por otro lado, en algunos escritos se puede ver como su padre, Carlos V, le alentaba para que no se excediese en los “abusos conyugales” incluso daba instrucciones al Juan de Zúñiga para que intercediese en este aspecto.
En la tarea del matrimonio Doña María Manuela había recibido instrucciones de su madre sobre su futuro comportamiento como esposa y sobre el doloroso sentimiento de los celos que ya habían acechado a su abuela Juana la Loca. Por otro lado, como María Manuela no quedaba embarazada debido a su corta edad, parece ser que se recurrió a extraños métodos para acelerar el proceso de maternidad. Sin embargo, a principios de 1544 la princesa quedaría embarazada y un año después daría a luz a su primogénito Carlos, cuyo nombre fue otorgado en honor a su abuelo. Este niño nacería con algunas anormalidades que fueron la gran preocupación de su padre ya que su madre sólo lo vería durante los primeros cuatro días de su vida al morir esta el 12 de julio de 1545 con dieciocho años de edad y tan sólo veinte meses de casada.
Esta repentina muerte fue achacada a hechos inverosímiles propios de la cultura de la época como que hubiese comido un limón poco tiempo después del nacimiento o la ingesta de un melón al descuido de sus camareras. Sin embargo, en la actualidad la causa de su muerte podemos hallarla en una infección puerperal debido a un parto laborioso en una joven de apenas dieciocho años que tuvo que comportarse como una mujer sin haber estado preparada para serlo.
Isabel de Portugal
Isabel de Portugal, nacida el 25 de Octubre de 1503, se convirtió en reina de Castilla y Aragón y emperatriz de Alemania al casarse con su primo carnal Carlos I. La vida de esta mujer estuvo marcada desde su niñez cuando en plena infancia falleció su madre al dar a luz a su último hijo. Debido a ello, Isabel como hija mayor, pasó a ocuparse de todos sus hermanos hasta que su padre volviera a casarse con la hija mayor de Juana la Loca, Leonor de Austria, hermana de su futuro marido Carlos I.
Para celebrar sus nupcias, se solicitó una dispensa de consanguinidad y finalmente la infanta portuguesa llegará a España en 1526 para proceder a la celebración del casamiento con Carlos I de España y V de Alemania. Doña Isabel logró llegar a enamorarse verdaderamente de su esposo a pesar de que como era costumbre, su matrimonio poseía fines políticos y económicos. Al parecer, Isabel personificó el perfecto ideal de mujer fiel y amante de su marido a la vez que ejercía de buena madre. Debido a ello y a que Isabel colaboró con su marido en las labores de gobierno, Carlos I a pesar de su temprana edad a la muerte de su esposa, (rondaba los cuarenta años) no volvió a contraer un nuevo matrimonio.
En 1526 Doña Isabel quedó embarazada por primera vez siendo este un embarazo acogido con gran alegría y fervor por el pueblo que se encargará de organizar procesiones y celebraciones. Al parecer en 1527, Isabel realizó su testamento en Valladolid antes de dar a luz en previsión de los riesgos que este hecho podía ocasionar. En el momento del parto, que llegó el 21 de mayo de ese mismo año Isabel tuvo su rostro tapado al igual que Isabel la Católica, aguantando los dolores propios con gran compostura, según narran algunos cronistas. Finalmente, dio a luz a su primogénito, el príncipe Felipe. Paralelamente y de forma singular en 1528 el padre Flórez estableció en una de sus obras el nacimiento de tres nuevos hijos: Juan, Fernando y María, por lo que podríamos estar ante un parto múltiple pero que parece no ser verídico ya que no llegaría a constatarse.
Un siguiente nacimiento que sí quedó registrado fue el de la infanta María, cuyo alumbramiento trajo para Doña Isabel unas tercianas (fiebre que se repite cada tres días) que complicarán su estado de salud y le producirán un futuro aborto. Aún así Isabel dará a luz en una fecha incierta a su tercer hijo, Fernando, el cual morirá a los pocos meses de edad. Antes de su siguiente parto, el de la infanta Juana en 1535, Isabel volverá a enfermar de tercianas o paludismo. Un posterior alumbramiento en 1537 traerá a la vida al infante Juan, el cual morirá a los cinco meses de edad sin que su padre pudiera llegar a conocerle.
Finalmente, un nuevo parto malogrado coincidiría aproximadamente con la fecha de la muerte de Isabel el 1 de mayo de 1539 con treinta y seis años de edad. A pesar de las numerosas hipótesis de los cronistas de la época sobre su enfermedad, hoy en día queda más o menos claro que pudo morir de una infección puerperal, la cual era muy común en esos tiempos. Doña Isabel por tanto tendrá un reinado corto y ejercerá dentro de él el típico perfil de reina como esposa y madre de los hijos de su rey.