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Cuenta atrás “Bolonia”: semana -17

Es hora de hacer balance,

marcar prioridades para ser eficientes

y aplicar gestión de conocimiento

  

Semáforo con cuenta atrás

No cabe duda, que cada equipo docente, reducido o numeroso, en formato red ICE o GITE, marcará sus pautas de acción, o no, al respecto de lo que escribo/recomiendo aquí, en cualquier escalón de la espiral de conocimiento hacia la buena práctica en innovación educativa. En cualquier caso, y desde mi posición/función dentro del ICE-UA, estaré a vuestro servicio para cualquier aclaración, asesoramiento complementario, impulso, etc, que sirva para orientar con mayor eficacia a cualquier escala (PDI, grupo, centro, etc) la implementación próxima de las directrices del EEES en los nuevos títulos de Grado y Postgrado, tanto los actuales como venideros, y con ello conseguir un nivel de calidad diferencial para nuestra UA claramente sobresaliente en el mundo universitario nacional e internacional. 

A varias semanas vista, y con el verano por delante, del inicio del curso 2010-11 con los nuevos Grados,  conveniente aprovechar estas primeras líneas para remarcar, desde mi humilde punto de vista como profesor, y coordinador acádemico en el ICE sobre innovación educativa y centros, los siguientes aspectos en pro de alcanzar a medio plazo una implementación eficaz de los nuevos títulos de Grado siguiendo las directrices del EEES.  

Como marco en el sub-título, y aunque muchas de las redes ICE de los centros, incluso ahora GITEs, o individualmente cualquier colega PDI, ha hecho un esfuerzo enorme por evaluar y actuar en consecuencia hacia el reto “Bolonia” a lo largo de los últimos años, es importante ahora, a mi juicio, ser conscientes a nivel individual y colectivo del camino recorrido hasta aquí, y vislumbrar en el horizonte cercano los retos que nos esperan, en todos los sentidos, tanto a nivel organizativo, logístico, individual, etc.  

Una herramienta reciente que recomiendo aquí es el mapa “neural” sobre innovación educativa, propuesto por Ángel Fidalgo, y que perfectamente cada uno de nosotros puede adaptar para visualizar nuestro “portafolio docente” sobre el camino recorrido hasta ahora en asuntos de innovación educativa. Por tanto, recomiendo hacer un pequeño esfuerzo ahora, en estas próximas semanas, para realizar un ejercicio de reflexión y balance usando esta herramienta, aunque desconozco si será amigable o no para no expertos. Pero al menos, con esta idea esto mismo se puede hacer con boli y papel, tiza y pizarra, etc.  

Hecho este balance, el siguiente paso que recomiendo es reflexionar sobre el objetivo que deseamos marcarnos y evaluar nuestros recursos y capacidades actuales para llegar a tal fin con el éxito que uno espera. O sea, marcar una meta, una ruta, llenar el depósito de un buen vehículo, y estar bien despiertos y atentos para llegar a la meta sin percances, aunque no seamos los primeros. Es decir, marcar un plan estratégico realista. Y, para ello, recomiendo reflexionar sobre la figura siguiente sobre la zona de rendimiento cognitivo óptimo que promulga D. Goleman en su monografía “Inteligencia social“.  

 

En este capítulo de su libro (sección VI: “Consecuencias sociales”, capítulo 1), Goleman, al final de una sub-sección titulada “Una clave neuronal del aprendizaje” escribe:  

Dada la extraordinaria importancia que parecen tener las emociones en el rendimiento, la principal tarea emocional de los profesores y de los líderes empresariales es la misma: contribuir a que sus alumnos y subordinados alcancen y se mantengan el mayor tiempo posible en la cúspide de la U invertida.  

 Si me permiten, yo añadiría al final de este párrafo super-revelador lo siguiente: “Y esto implica proponer y supervisar retos de aprendizaje al alcance (proporcionales) a las capacidades individuales de cada estudiante“. O sea, como diría Ángel Fidalgo, aprendizaje invidualizado (“custom …”) gestionado inteligentemente. Llegaremos a algúnn día a tener una aplicación informática útil para los docentes capaz de eso? Quien sabe si lo veremos, pero al menos podemos intentarlo de forma no tan automática, aunque nos cueste más tiempo y esfuerzo, ¿verdad? ¿Vale la pena? Yo creo que sí.  

Por tanto, frente a este segundo aspecto de reflexión, es importante aquí ser conscientes de nuestras fuerzas inviduales y colectivas, nuestra predisposición para cultivar eficazmente el trabajo en equipo, etc, para marcarnos metas asequibles en materia de innovación educativa para este primer curso de la “era Bolonia”, ni super-fáciles ni super-exigentes, con cierto matiz de reto para mantenernos el máximo tiempo posible a lo largo de este primer curso en la cúspide de esta “U invertida” (gaussiana). Esto, por ejemplo, y a pesar de lo formalizado en los nuevos planes de estudio, va implicar retos como la priorización de las actividades semanales de aprendizaje, tanto presencial como virtual, para no sobrepasar en exceso las capacidades cognitivas de todos los estudiantes, y llegar con ello a estresarlos. Si permitimos esto, y esto ya es una labor, que a mi juicio, deben supervisar todos los centros cruzando cronogramas semanales entre las asignaturas, no descartemos en el futuro próximo un “cisne gris/negro” en forma de manifestaciones estudiantiles, o cosas inimaginables … Y si pasara esto, más tarde o temprano, sería evidente que aquí, o en cualquier universidad española, se habría fracasado en la implementación eficiente del plan “Bolonia”.  

¿Cómo conseguirlo, implementar esto, y no “morir” en el intento? Pues, a mi juicio, siendo cautos con nuestras capacidades y recursos, articulando un “contrato” de compromiso de los estudiantes, y, sobre todo, aplicando gestión de conocimiento, cada uno (profesor, red, GITE, etc) a su ritmo, sin prisas pero sin pausa, haciendo camino hacia una meta claramente establecida al principio. ¿Qué  quiero decir con gestión de conocimiento?, nunca mejor en este caso el ejemplo que desarrolla Ángel Fidalgo en su blog sobre espirales de conocimiento aplicadas a la enseñanza, y que también aplico  desde hace varios años yo en mis asignaturas con un toque de “aprendizaje informal y liderazgo situacional“.