La larga frontera entre el Reino de Granada y Castilla es mucho más que una barrera física imaginaria que apenas puede dibujar sobre el mapa una línea estable. Es mucho más, porque allí, sobre el terreno, los seres humanos que la habitan se encuentran atrapados entre dos culturas antagónicas. Más allá de lo anecdótico, de lo heroico, existe una población que exhibe su mestizaje cultural sin complejos, ajena a la propaganda ideológica que las partes en conflicto tratan de imponer, una tierra de nadie, o mejor, una tierra de todos. Cronistas hispanomusulmanes e hispanocristianos se empeñan en demostrar, casi siempre subjetivamente, la justicia de sus actos, la bondad de sus acciones; pero ninguno puede ocultar, incluso conscientemente, las marcas que a lo largo de los siglos ha dejado el otro en él.
El intento de los cronistas e historiadores posteriores por descontaminar su historia se quedaría en las meras vacías palabras, si es que acaso éstas no estuvieran ya “contaminadas”.
La literatura popular, más ingenua, más sincera, nos muestra una realidad diferente, más compleja y más rica. Se trata de la complejidad de unas relaciones humanas que no puede ni quiere separar la paja del trigo. Ni siquiera se lo plantea.
Las fronteras son esos lugares indefinidos donde nada está del todo en el otro lado. Líneas ficticias que tratan de contener las diferencias, de conducir las conductas. Pero siempre fracasan, al final son las conductas las que modifican las fronteras.
Hoy reconocemos sobre el mapa una lista bastante amplia de municipios que incorporan a su nombre el término “ frontera”: Arcos de la Frontera, Morón de la Frontera, Jerez de la Frontera, Aguilar de la Frontera, Cortes de la frontera…. .Todas estas poblaciones tienen su origen en la creación en el siglo XIII de la Banda Morisca. Cada una tiene su particular historia en la medida que el azar les hizo estar más vinculadas a un lado que al otro.
La frontera o Banda Morisca arranca cerca del estrecho de Gibraltar, dirigiéndose después hacia la serranía de Ronda, hasta el río Guadalete. Cruza el río Guadalteba y Yeguas para adentrarse después en las estribaciones de las sierras de Cazorla, y Segura en territorio murciano. Culmina cerca de Águilas.
Se trataba, como ya se a dicho, de un lugar de fuerte intercambio comercial y de contacto multicultural. Zona de tránsito donde el cristiano se convierte en musulmán ( elche ), y donde el musulmán se hace cristiano ( tornadizo ) En este tipo de espacios el poder acostumbra dotarse de importantes estructuras defensivas, pero se relaja en cuanto a asuntos más cotidianos. Así las actividades económicas lícitas se ven acompañadas de otras que lo son menos. El negocio dirigido a la mera obtención de botín y el cautiverio de rehenes con los que mantener el negocio esclavista vino a socorrer las necesidades de aventureros y buscavidas, más interesados en el lucro que en defender doctrinas. Negociar la redención de esclavos se convirtió en un negocio próspero; algunos individuos poseían salvoconductos para circular libremente a ambos lados de la frontera, y negociar los rescates de prisioneros, eran los llamados egeas.
Castilla creó el cargo militar de Adelantado mayor de la frontera y se establecieron en ella las órdenes militares. Se mantuvo vivo el espíritu de cruzada y la yihad islámica, para entonces ya anacrónico en Europa.