La pintura en el barroco francés

Por Miguel Ángel García Arocas.

En Francia el manierismo pervive hasta principios del siglo XVII. Pasado este tiempo, la pintura barroca francesa surge con dos vertientes:

  • la naturalista, vinculada a la iglesia y la burguesía, influida por el estilo de Carracci y Caravaggio.
  • la clasicista, influida por el arte de la corte de Luis XIV.

La tendencia naturalista

Simon de Vouet estuvo influido, en su primera época, por Caravaggio, como se aprecia en sus obras religiosas, como en su Última cena. Tras su etapa italiana, realizó obras mitológicas como el Rapto de Europa.

Retrato de Luis XIII, realizado por Simon de Vouet.
Retrato de Luis XIII, realizado por Simon de Vouet.

También hay que destacar a los tres hermanos Le Nain, con una pintura de rudo realismo. Entre ellos destaca Louis, con un suave tenebrismo, y con obras de temática campesina como en la Comida de campesinos.

Influido por Caravagio, Georges de La Tour destaca por su uso de la luz. Entre sus obras hay temas religiosos y de género. Todas ellas denotan un estilo muy personal.

La tendencia Clasicista

Destacan Nicolás Poussin y Claudio Lorena. Ambos vivieron en Roma y desde allí mandaban sus obras a Francia.

En el clasicismo de Nicolás Poussin domina la claridad, la racionalidad, el equilibrio y los temas mitológicos. Sus colores son suaves y sus cuadros carecen de movimiento por sus estudiadas composiciones geométricas. Destaca su obra Los pastores de la Arcadia.

Claudio Lorena es el llamado poeta de la naturaleza. En sus paisajes destaca la luz, dorada y cálida, con efectos vaporosos que influirá en pintores posteriores como William Turner y que parece anticipar el impresionismo.

 


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