Ornato

La palabra ‘ornato’ es un cultismo, del latín ornatu-us (equipamiento, aparejo adorno, ornamento), que en Retórica tiene estricto valor terminológico y forma parte de las ‘cualidades’ o ‘virtudes del discurso’. Se refiere al embellecimiento del discurso, específicamente mediante figuras de pensamiento y de dicción.

Dado que la finalidad de la Retórica es la persuasión del receptor, el discurso emitido debía ser atractivo, interesante y apetecible, para ello el autor, en la fase de la elocutio,  “adornaba” o mejoraba el texto a fin de conseguir su propósito.

En la retórica greco-latina el concepto de ornatus tenía una relación directa con los diferentes tipos de estilo  (humilde, medio y sublime) y sus correspondientes fines. Al estilo humilde se le asignaba la finalidad de enseñar y demostrar; y las cualidades de este estilo debían ser la claridad, la pureza lingüística y la precisión. En consecuencia, se obtenía un estilo elegante, carente de ornato, que cuidaba de los aspectos fónico-rítmicos de la composición del discurso.

El estilo medio cuya finalidad era agradar y divertir requería un estilo moderado y las cualidades de gracia, suavidad, dulzura, así como la capacidad de deleitar. Una variedad de estilo medio es el llamado “ornato del ingenio y de la agudeza” que se recrea en los juegos y artificios de la palabra. En la literatura española hay dos épocas en las que se ha cultivado especialmente la agudeza intelectual: la de la poesía cancioneril del siglo XV y el Barroco.

El estilo sublime es un estilo diseñado para conmover y requería de un vocabulario sofisticado, permitía enunciados largos y el manejo abundante de figuras retóricas.

En la Edad Media se distinguen tres cualidades de la elocutio: puritas, perspicuitas y ornatus: 1. La puritas es la corrección gramatical de la lengua empleada. 2. La perspicuitas es el grado de comprensibilidad del discurso, la virtud de la claridad del discurso tanto desde su formulación como desde sus ideas. 3. El ornatus tiene por misión el embellecimiento verbal del discurso, la belleza de la expresión.

Se considera, y así ha sido al menos a partir de la Edad Media, que el ornatus es el ingrediente  principal de la elocutio, dado que en torno a él giran todos los elementos de la configuración estilística. En el mundo antiguo era concebido como un conjunto de elementos susceptibles de ser añadidos a un registro común a fin de embellecerlo, hacerlo más atractivo y, en consecuencia, persuasivo. El ornatus constará de Tropos y Figuras (de dicción y de pensamiento) y su combinación.

Benedetto Croce, en su Estética (Estética como ciencia de la expresión y lingüística general, ed. P. Aullón de Haro y J. García Gabaldón, Málaga, Ágora), se sirve del concepto de ‘ornato’ a fin de efectuar la crítica central y liquidación en términos de racionalidad moderna la techne Retórica, por cuanto un discurso es el que es y su modificación no es sino la enunciación de otro discurso.


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