La basílica de Santa María también denominada Hejnał mariacki se erigió durante el siglo XIV por iniciativa de la burguesía local. Este edificio religioso se encuentra ubicado en la plaza central y es uno de los monumentos más representativos de la ciudad, pues de ella destacan notoriamente sus dos torres. Al visitante suele resultarle llamativa la diferencia de altura entre ambas. Así mismo, destaca su sublime decoración interior.
Durante el siglo XV se añadieron capillas laterales obra de Franciszek Wiechoń. También se elevaron las dos torres; la de mayor altura fue empleada como punto estratégico pues desde ella se podían observar amenazas externas. Por el contrario, la torre más baja se empleó como campanario de la iglesia.
En la basílica permanece vigente una tradición, denominada la canción del trompetista: dicha canción se toca cada hora en punto y la trompeta cobra protagoniso pues se empleaba para alertar a los residentes de la ciudad de un asedio inminente. Pero el trompetista fue herido a causa de una flecha lanzada por los invasores y no pudo alterar a la ciudad, y ésta cayó.