La noticia de que los españoles estaban importando africanos para el trabajo en las plantaciones de sus nuevas posesiones americanas llegó hasta tierras británicas.
John Hawkins (de familia adinerada) vio entonces una gran oportunidad para llenar sus bolsillos compitiendo en el mercado negro del Caribe. Como la demanda era alta, el mercado de negros en el Caribe ofrecía grandes expectativas respecto a los beneficios que podía ofrecer, pero para ello, era necesario conseguir burlar las leyes que vetan a protestantes y a extranjeros en general el intercambio de mercancías con las plazas de soberanía hispánica.
Hawkins se dirigirá a Sierra Leona y conseguirá un cargamento de 300 negros. Más tarde se dirigirá a los puertos de Cartagena y Santiago. La venalidad y sobornabilidad de gobernadores y funcionarios le permitirán a Mr. Hawkins hacer negocio. Ingeniándoselas con diferentes estrategias llegará a puertos hispanos y conseguirá colocar la “mercancía” transportada (por ejemplo, recalando por “equivocación” en el puerto deseado o pidiendo entrar en dicho puerto harto de capear un supuesto temporal). Sabrá persuadir y llevarse bien con las autoridades coloniales para conseguir sus fines comerciales.
Por ejemplo, en 1562 partió de Plymouth hacia la costa de Guinea donde cargó 300 nativos en sus buques. Con este cargamento llega a La Española y vende sin problemas su carga a los plantadores españoles que no tienen reparos en burlar las leyes con tal de conseguir nuevos esclavos a buen precio.
Este éxito le aseguró una importante financiación para el siguiente. Por ejemplo, la mismísima reina Isabel autorizará la utilización del buque armado Jesus of Lubeck como nave insignia de la escuadra.
La habilidad de Hawkins le permitirá de nuevo sortear las prohibiciones y colocar su mercancía de esclavos de puerto en puerto.
Al terminar su expedición, el beneficio con respecto a lo invertido había sido del 60% ; el negocio estaba claro: reventar el monopolio hispánico de la trata de esclavos.
Se calcula que en transcurso de los cuatro siglos siguientes se llevaron de África a América doce millones de negros de ambos sexos. Sin ellos hubiera sido imposible la explotación exhaustiva de las plantaciones de azúcar, café, tabaco y algodón, base de las grandes fortunas indianas.
Fuentes consultadas:
E.SOLA. “Un Mediterráneo de piratas: corsarios, renegados y cautivos”
R.ABELLA. “Los halcones del mar. La gran aventura de la piratería”.