¡Qué nervios! El whatsapp echando humo: “dónde estáis”; “mostrador 110. Facturando”, “no os veo”…
Bueno, ya estamos todos. Marian, nuestra directora, había venido a despedirnos y ya habíamos pasado el control de seguridad. ¡Qué lástima!
Para remate, nos dicen que el avión saldrá con dos horas de retraso. De todos modos, como vamos dispuestas a aprovechar al máximo, nos hemos sentado a hablar con algunos islandeses que están esperando con nosotros. Se ve que, como estamos positivas, la espera se ha reducido a hora y media. ¡Eso es suerte!
El vuelo se nos ha hecho cortísimo. Hemos dormido a ratos, hemos leído y hasta nos ha dado tiempo para hablar de autores y de cantantes islandeses.
Islandia nos ha recibido con una temperatura mucho más agradable de lo que esperábamos, y el taxi nos estaba esperando en la puerta. El trayecto hasta Reykjavik ha sido muy agradable porque todavía era de día y hemos podido ver las fumarolas de la Laguna Azul y los primeros paisajes de lava.
Nuestra casa nos parece encantadora. Empezamos a organizarnos.