Domingo, el día que se supone, debemos descansar, y esto se nota cuando salimos a la calle, donde en lugar del ajetreo de los commuters, hoy se observa una ciudad más tranquila, con niños por las calles y los parques, a lo que también ha contribuido el día soleado que hemos tenido, (un día de mucho calor según nuestros guías, creo que hemos llegado a los 22 grados y con brisa fresca del río).
Una vez superado el deseo de vagabundear, recordamos que hoy puede ser la mejor y mas interesante visita del viaje, vamos a contemplar el monumento con el que todo el mundo asocia a la ciudad de Wroclaw, “El aula Leopoldina”
A estas alturas de nuestra estancia ya sabemos de sobra donde se encuentra y su historia, vinculada a Leopoldo I y a la universidad católica en una tierra protestante (como nos explicaron en la conferencia sobre la historia de Wroclaw y la ruta de las placas)
Además de poder exponer la majestuosidad y la opulencia propias del barroco, lo que realmente nos ha impresionado es que se trate de una aula magna de proporciones “humanas” (nosotros estamos acostumbrados a ver el barroco en las grandes basílicas o grandes palacios, y no en salas de dimensiones “normales”).
Por lo demás, el interior no decepciona y nos presenta unas esculturas, pinturas, relieves y molduras propias del barroco (es decir, para imponer) pero al cabo de un rato de permanecer sentados descubrimos que también transmiten calma y serenidad (otros dirían que sientes apabullado y te rindes ante el gran señor dueño de semejante lujo incluso antes de luchar.
Como colofón hay que destacar la importancia de haber entrado en el aula guiados por una doctora en química que recibió su titulación en esta misma aula.
Tampoco nos olvidamos del resto de las salas integrantes del palacio (antigua universidad), como son el auditórium o las escaleras.
Nos hemos quedado con las ganas de poder admirar el teatro que se encuentra exactamente encima del aula Leopoldina, pero todavía está sin restaurar y se encuentra cerrado (literalmente la puerta de acceso está tapiada)
En esta imagen observamos los efectos que la WW2 tuvo sobre el edificio
También formando parte del conjunto construido por los jesuitas, forma parte la iglesia del nombre de Jesús, igualmente barroca.
En esta capilla se encuentra una de las tres copias de la Pietá que se han realizado.
Por la tarde hemos visitado el jardín botánico donde, entre multitud de plantas, hemos encontrado unos ejemplares majestuosos de “Ginkgo Biloba” y también, por extraño para nosotros, un pabellón invernadero dedicado exclusivamente a Yedras
Como remate de un domingo sin descanso, hemos hecho una parada en el interior de la catedral, que ya la habíamos visto por el exterior, pero esta ha sido la primera vez que disfrutamos del frescor y la tranquilidad que transmiten las iglesias.