Pasatiempos de Isabel de Valois (1)

Siguiendo la entrada anterior, en esta entrada vamos a ver qué hacía Isabel una vez vestida y peinada.

Normalmente Isabel oía misa en el palacio, con frecuencia acompañada de Juana y raras veces del rey. La princesa Juana, hermana menor del rey, se encargó de ser la compañera de Isabel. Las dos iban juntas a misa y a otros oficios religiosos y visitaban monasterios y ermitas. Juan cuidaba a Isabel cuando ésta estaba enferma, como he mencionada en La adaptación de Isabel a las costumbres de Castilla. Compartían toda clase de entretenimiento, desde jugar a las cartas y danzar a organizar máscaras. A partir de 1565 se vieron con menos frecuencia. A Juana le tocó cuidar de sus sobrinos, los dos archiduques que fueron a residir en la corte, y la reina atendía sus embarazos y a sus hijas.

Salvo los días que comía en público, la reina comía a su antojo y no a horas fijas. El resto del día le dedicaba a charlar con sus damas y a juegos variados. La actividad más frecuente de Isabel, desde el principio hasta el fin de su vida como reina de España, fue el juego. Nunca perdió el gusto por los juegos de cartas, de dados, de «martres», etc. Como era habitual, jugaba por dinero, apostando principalmente con sus damas, con Juana y con dos otros miembros de la familia real, que pese a ser varones, tenían el permiso a entrar en los salones regios: el príncipe Carlos y don Juan de Austria. También jugaba con   la princesa de Éboli, una de las pocas jóvenes españolas con quien la reina se llevó muy bien desde su llegada a España. Asimismo, tenía en cuenta al enano Montaigne, y pocas veces, el Mayordomo Mayor. En muchas ocasiones tuvo que pedir dinero prestado a sus oficiales para seguir jugando.

Estas actividades tenían lugar en los salones privados de la reina donde a veces se admitían visitantes para participar en ellos o para observar estos pasatiempos. Ahora bien, tenemos que darnos cuenta de que su comportamiento estaba gobernado y limitado por su percepción de que había gente observando. Y tenemos que reconocer que lo que vemos es una puesta en escena para un público restringido.

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