Con la entrada anterior sobre los gastos y deudas de Isabel, ya podemos imaginar el lujo del que se rodeaba la reina y de algunos de sus ocios. Por suerte de un estudio de Rodriguez Salgado, M. J. y su trabajo «Una perfecta princesa». Casa y vida de la reina Isabel de Valois (1559-1568). Primera Parte podemos conocer de cerca la vida cotidiana de la reina poco después de acomodarse en España entre abril y junio de 1560.
Siempre y cuando no estuviera enferma y quedara en cama, todos los días Isabel comenzaba con el largo proceso de ser vestida y peinada por las damas, como unas escenas en la serie Isabel (aunque no era esa Isabel). Bueno, ocuparía también bastantes horas del día anterior en seleccionar la ropa, el peinado y las joyas con antelación y pedirlos al guardarropa y guardajoyas. Esto formaba una parte importante de sus charlas con las damas además de las modas y las joyas en general.
Merecía la importancia el tema de la forma de vestir y de su elección porque el aspecto físico representaba la imagen suya, la de su marido y la de sus reinos. Tenía que presentarse de potencia, autoridad y riqueza. A pesar de que Isabel casi siempre elegía la ropa, el peinado, las joyas por capricho, también sabía cómo vestirse para encajar mejor con el personaje o la ocasión.
Generalmente Isabel se vestía a las últimas modas de Francia, Italia y España. Estaba inclinada al lujo, tanto en el vestido como en las joyas, debido a la influencia de su madre. Isabel se vestía para impresionar a todos, pero muy especialmente a su marido, por lo cual, si algún día estaba vestida bonita y no veía a Felipe, volvía a repetir el vestido al día siguiente o un día en que segura de que él la vería.