Es muy interesante y enriquecedor conocer la visión que tenían de Carlos los que le conocían, a través de sus ojos tenemos la impresión de acercarnos un poco más a la verdadera identidad del Emperador. Cuando conocemos sus fuerzas y sus debilidades Carlos nos aparece más ” humano”, se destaca su personalidad. Así lo vemos más como un hombre cualquiera que como el Emperador de un inmenso territorio. Sus contemporáneos evocan su interés por el torneo y la equitación. Le describen a los dieciseis años como alguien “usado y cansado”. Le admiraban por la dignidad que se notaba en su manera de actuar.
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