Como ya lo hemos dicho, Carlos no volvió a casarse después de la perdida de su mujer pero tuvo al menos un lío amoroso. El conocido don Juan de Austrias fue el fruto de los amores de Carlos con una muchacha más bien vulgar, lavandera o cantante, Barbara Blomberg, a quien Carlos asignó una renta y casó con un soldado alemán de caballería. El niño nació en Ratisbona en 1547, fue confiado a un servidor, Luis Quijada, que se lo llevó a España y lo crió sin resvelarle el secreto de su nacimiento. Cuando Carlos se retiró al monasterio de Yuste, Jerónimo, ése era su nombre, fue trasladado a Cuacos, muy cerca del monasterio. A la muerte de Carlos, Jerónimo asistió a las exequias sin que nadie supiera quien era realmente. En su testamento, Carlos desvelaba el secreto y encomendaba a Felipe velar por la carrera de su hermanastro. Unos meses más tarde, Felipe se encontró con Jerónimo durante una partida de caza. Los dos hermanos regresaron juntos a Valladolid y fue entonces cuando se dio el nombre de Juan de Austria al hijo natural del emperador, con el rango de infante y el tratamiento de excelencia en lugar del de alteza.
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