Su educación

Carlos recibió una educación exquisita y muy cuidada en la corte de Malina. A lo largo de su infancia y de su adolescencia fue educado en el culto a sus ancestros. Una gran importancia fue concedida a su formación, sus primeros profesores fueron Juan de Anchiata y Juan de Vera. Fue educado por Adriano de Utrecht, futuro Papa Adriano VI, quien le dio las bases de su educación religiosa. Su gentilhombre de cámara fue su padrino Carlos de Croy hasta 1509, le sucedió Guillermo de Croy, señor de Chièvres, del que recibió una gran influencia en lo político. Margarita, su tía, y Adriano habían imaginado para Carlos una educación eminentemente humanística con teología, filosofía, latín, historia, algo de matemática, física, astronomía y además el adecuado complemento de artes marciales que todo caballero debía poseer. Sus compañeros de estudios eran hijos de nobles procedentes de los Países Bajos, de Alemania. El señor de Chièvres no intervino en la parte académica de sus estudios pero tomó a su cargo su formación física. Le enseñó a manejar la espada y la lanza, mejoró sus condiciones de jinete, le explicó los rudimentos del arte de la guerra. Le inculcó también los principios de la cabellería. Así, su educación constaba también de ejercicios de armas, pruebas de fuerza y de caza, que es la guerra en tiempos de paz, y también de muchas lecturas. Esas lecturas le hicieron penetrar en el mundo irreal de los cronistas borgoñones, Chastellain y sobre todo Olivier de la Marche. Creció en el ambiente de la Corte de Borgoña lo cual significa que creció en la magnificiencia de los palacios, en un ideal caballeresco de la nobleza y de la aristocracia y rodeado de una etiqueta muy estricta. De allí la introducción, a los nueve años, en la Orden del Toisón de Oro cuyas nociones de honor, defensa de la religión cristiana y lucha contra los herejes e infieles eran muy importantes. Durante los primeros años tras la muerte de su padre, también fue acostumbrádose a participar en ceremonias oficiales. Carlos hablaba francés, que era su lengua materna de la que se servía en la correspondancia con sus hermanos y hermanas, y flamenco. Su abuelo Fernando envió a Flandes a Luis de Vaca para que le enseñara el castellano.

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