Tercera Cruzada y Assassin’s Creed

RESTON, James. Guerreros de Dios: Ricardo Corazón de León y Saladino en la Tercera Cruzada. Barcelona: Plaza & Janes, 2003. 392p. 840153061X

 He aquí un espléndido libro que nos habla de dos de los personajes más importantes en la caballería medieval, Ricardo I de Inglaterra y Saladino. En la monografía se detalla cómo va formándose durante sus vidas la personalidad de los líderes que se enfrentaron en la Tercera Cruzada, las diferentes capañas llevadas a cabo por ambos durante los años anteriores al estaillo de la contienda y durante la misma, así como las relaciones entre los diferentes personajes que marcaron el devenir de ésta. Un libro bastante completo en el que el lector puede perderse entre las emocionantes batallas y conquistas musulmanas y cristianas y aprender, al mismo tiempo, qué sucesos marcaron un antes y un después en la historia de la cristiandad, por no decir que es una lectura muy recomendable aunque no se sea un aficionado a la historia.

Las Cruzadas fueron una serie de guerras entre los reinos católicos y los reinos musulmanes por el control de la denominada Tierra Santa, lugar geográfico en el que ocurrieron los sucesos que relata el Antiguo Testamento (el Nuevo Testamento también, pero los católicos son los únicos que lo aceptaban como parte de las Sagradas Escrituras), y donde se encuentran escenarios importantes como Jerusalén, Belén, Nazaret, el Monte Sinaí, etc.

El inicio de la Tercera Cruzada comenzó cuando Saladino, sultán de Egipto y Siria, que había quedado como gobernante de la mayoría de los territorios de Tierra Santa tras el fracaso de la Segunda Cruzada por parte de los reinos cristianos, conquistó Jerusalén con relativa facilidad. Aunque la constante guerra entre cristianos y musulmanes en el territorio siempre fue constante, es ahora cuando los reinos cristianos deciden intervenir. A la llegada de Ricardo Corazón de León (único rey cristiano que quedó tras el abandono de muchos de los monarcas que en un inicio emprendieron la contienda), las ciudades que aparecen en Assassin’s Creed quedaron tal y como nos encontramos, si bien había algunos matices.

Durante la contienda, Saladino fue perdiendo poco a poco los territorios que quedaban bajo su poder, aunque fue un gran negociador y supo conquistar ciudades con relativamente pocas bajas para los cristianos, al contrario que los reyes cristianos. Un claro ejemplo de ello es la reconquista de Acre por parte de Conrado de Montferrato, y Guido de Lusignan, liderados por Ricardo Conrazón de León, quien supervisaba el asedio. Tras la masacre que se cometió en el interior de las murallas de la ciudad, se ordenó decapitar a 300 musulmanes supervivientes tras las murallas, para que Saladino supuese contra quién se estaba enfrentando. Durante el videojuego, Altaïr se encuentra con un Acre desolado, en el que los cadáveres se descomponen en los alrededores de la ciudad, e incluso dentro de ella, cerca de la puerta principal. Además, las murallas están seriamente dañadas debido al asalto critiano que consiguió tras mucho esfuerzo abrir brecha en las defensas de Acre unos meses antes.

Tras varias victorias por parte de Ricardo I, éste se dispuso a conquistar Jaffa, con la pretensión de  descansar allí y prepararse para un ataque demoledor contra Jerusalén y vengar con la sangre de los infieles el secuestro del Santo Sepulcro, lugar en el que el hijo de su Dios había sido crucificado, enterrado, y donde había resucitado tres días después. En Assassin’s Creed, podremos ver reflejo de la preocupación por parte de los sacerdotes y oradores musulmanes de que Ricardo tome Jaffa, pues de ser así, la guerra estaría perdida, y por ello piden ayuda a todos los ciudadanos.

Saladino, consciente de ello, decidió realizar maniobras de distracción al ejército cristiano en su avance hacia la ciudad mediante un ataque a su ejército en Arsuf, territorio musulmán conquistado en 1187 de las manos de los cruzados. Lamentablemente para Saladino, Ricardo supo mantener en formación a su ejército y se comenzó una batalla que marcaría un antes y un después en la historia de las Cruzadas, la batalla de Arsuf. La victoria, una vez más, sería para Ricardo, quien lideraba a un ejército mucho menor en número. La derrota para Saladino supuso algo más que una simple decepción y el tener que reagrupar a las defensas de su extenso ejército para otro gran ataque cristiano, supuso la demostración de que Saladino no era invencible, que provocó un desencanto general entre los seguidores del sultán. Ricardo pidió ayuda a Conrado de Monstferrato para la conquista de Jaffa, pero éste se opuso ya que el monarca inglés había elegido a Guy, y no a él, como rey de Acre. Días después, dos nizaríes acabaron con la vida de Conrado (y no con Guillermo, como el videojuego indica). Así, en una marcha solitaria junto a su ejército, Ricardo Corazón de León conquistó Jaffa y, tras tener que abandonar la ciudad durante unos días debido a un último repentino ataque de Saladino, volvió a conquistarla.

Así, Saladino comenzó un proceso de negociación para buscar la paz, aunque el rey cristiano y su carácter testarudo provocaron el fin de éstas y el reinicio de la campaña militar. Tras una rápida batalla entre Ricardo y Saladino que trajo de nuevo la derrota del sultán, éste se vio obligado a firmar un tratado de paz en el que Jerusalén quedaría bajo el poder musulmán, aunque Saladino se comprometía  otorgar libertad a los cristianos que desearan peregrinar a la ciudad.

Así, las tensiones siguieron latentes durante unos años hasta que diez años después, en 1202, estalló la Cuarta Cruzada.


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