La novela, que se abre con la tìpica fòrmula de la fàbula, y que pero es balanceada por la concreciòn necesaria para senalar la historicidad de las situacciones de las que se debrà obtener una moraleja, sigue con el ritmo del cuento oral. Exclamaciones, una acumulaciòn de adjetivos, verbos, asidentones, una sucesiòn de frases breves y preferiblemente coordenadas en vez que subordenadas crean un efecto de exageraciòn y aceleraciòn que, mientras reflexiona la superposiciòn caòtica de los acontecimientos y el imprevisible flujo de la vida, activa la imaginaciòn y mantiene desperta la atenciòn. En “Candido” también, cuento filosòfico por excelencia, Voltaire no niega su fuerte sentido teatral. Como voz desde fuera, la tercera persona del narrador instituye una distancia con el mundo que se rapresenta y mientras tando introduce y enlace diàlogos, altercados, monòlogo màs o menos largos que, mientras animan la narraciòn, dan cuerpo a protagonistas y personajes.
El resultado es como una “Comedia humana”, una rapresentaciòn que ensena y divierte afirmando, contra toda posible aversidad, la fuerza de la raciòn y el valòr del diàlogo.