A finales de los ocho meses, pero sobre todo a partir de los nueve, y, especialmente, ahora que tiene diez, Joanna ha dejado su afición por decir palabras de forma clara, como papá, mamá, meme (=me gusta), tete, para comenzar a pronunciar frases que son difícilmente inteligibles, pero más cercanas a las unidades suprasegmentales. Es como si hubiese descubierto otro juego lingüístico: la entonación. Con respecto a su comportamiento gestual, Joanna domina perfectamente todo lo que ya hacía hace unos meses (cinco lobitos, tita pone un coco, en la calle 24, etc.). Sonríe y mira fijamente como antes. La novedad tiene que ver con la capacidad motora. Ha pasado de ser capaz de sentarse ella sola en la cuna (9 meses) con ayuda a sentarse sin dificultad (con una especie de giro acrobático muy divertido) y ser capaz de ponerse de pie sin ayuda (apoyando la cabeza en la pared de la cuna). Si la coges de la mano da sus primeros pasos de forma clara.