Las actividades extraescolares son el penúltimo quebradero de cabeza con el que nos encontramos los padres y madres con hijos en edad escolar. ¿Hasta qué punto son necesarias o recomendables? El horario escolar ya es suficiente para cansar al alumno durante toda la semana. Pero los hábitos han cambiado y se hace necesario comer en el colegio para compatibilizar la vida escolar, laboral y familiar. Además el número de horas, por lo leído y oído de, por ejemplo idioma extranjero es muy escaso en comparación con otros países de la UE. Además, parece que hay muy poquita voluntad. Una hora a la semana lectiva de inglés a los seis años parece muy poco para acostumbrar al oído. En educación infantil ni eso, pese a las promesas de los de siempre. La educación musical, tan necesaria, es otra de las actividades descuidadas bajo mi punto de vista en el horario lectivo. (Harían falta tantos especialistas…). Y por supuesto el deporte, donde el patio sigue siendo el patio y se echan de menos instalaciones dignas en los centros escolares públicos. Así las cosas a los padres no nos queda más remedio que, al igual que hacían algunos hace treinta y cuarenta años, recurrir a las instalaciones, academias y empresas externas al colegio.
Durante el curso 2008/09 se intentó montar una actividad musical antes o después de comer en el cole, pero no cuajó y los niños iban abandonando sin saber el porqué, incluso algunos padres siguieron pagando sin saber que sus hijos pasaban esas dos horas a la semana en el patio dándole patadas a un balón o subiéndose a las rejas de las ventanas. Pues bien, hoy Àngela ha comenzado a asistir a una agrupación musical donde parece que dominan muy bien el tema y la verdad que ha salido encantada. Nada que ver con el dichosito multideporte de hace un año en la ciudad deportiva, y es que no hay mal que por bien no venga. Próxima parada, comprar una libreta con el pentagrama