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INTRODUCCIÓN

 

 Desde mediados del siglo XV aproximadamente hasta finales del siglo XVI, Europa conoce un largo período de crecimiento. Se trata del tránsito de la Edad Media a los tiempos modernos o, si se quiere, del feudalismo al capitalismo, fenómeno difícil de definir con exactitud pero que tiene por lo menos una característica principal: se pasa de un sistema de relaciones sociales en el cual la moneda desempeña un papel secundario a otro en el cual el dinero -en el sentido amplio de la palabra- viene a convertirse en el motor de la economía. España y ante todo Castilla no sólo participan en estos cambios sino que en gran medida los inician. Pensemos en las ingentes cantidades de oro y plata -los tesoros americanos- que entran en Europa por Sevilla a partir de los primeros años del siglo XVI. Las remesas de Indias no son la causa de la «revolución económica» del XVI, ya que ésta había empezado antes, pero le dan mayor impulso. Las actividades comerciales conocen entonces un auge extraordinario que no pasa desapercibido. Sarabia de la Calle, que escribe en 1542, observa que en Sevilla «ya la mayor parte del mundo está puesta en tráfagos y compras y arrendamientos».

Empezaremos nuestro recorrido sobre la economía y la sociedad en el siglo XVI con una introducción a la situación económica en este momento.

Situación de la población en el siglo XVI.

Densidad de la población en el siglo XVI.
Densidad de la población en el siglo XVI.

El aumento de la población y de los excedentes agrícolas, y el crecimiento de las ciudades estuvieron condicionados por la nueva realidad colonial y la política de los reyes.

Este es el aspecto que presentaba la densidad de población en España en el siglo XVI.

En términos generales, puede afirmarse que el conjunto dela población europea aumentó sus efectivos poblacionales entre 1500 y 1600 de 80 a 100 millones de habitantes, es decir, en torno a un 25 por 100. Las causas fueron diversas: mejora de la coyuntura económica, menor impacto a las epidemias, decrecimientode los conflicos bélicos, etc. El aumento poblacional propició también una abundancia de mano de obra, que repercutió en la roturación de nuevos terrenos y en un incremento dela producción agraria. La industria también se vio favorecida con este aumento de la población activa. El comercio, descubiertos nuevos territorios y mercados, sufre una expansión hasta entonces desconocida. Los intercambios comerciales se intensifican y hacen de la actividad mercantil una de las más pujantes, en especial en zonas como los Países Bajos e Italia. A Europa acceden productos y bienes hasta entonces inalcanzables, mientras que se exportan manufacturas a los nuevos territorios colonizados. La sociedad estamental tradicional observa la pujanza de un grupo económico privilegiado, enriquecido con las nuevas actividades mercantiles. La burguesía, esencialmente urbana, mirará con requemor su alejamiento del poder político y centrará en las ciudades el eje de su actividad, imponiendo nuevos modos y estilos de pensamiento. Nobleza y clero conservarán sus privilegios, mientras que una amplia categoría de desheredados inundará los campos y ciudades y serán caldo de cultivo para la marginación y la rebelión social.