Aunque suponemos que Mick Jagger no suele coger el teléfono directamente, en este caso parece que sí lo hizo. Si te llama Bill Gates, es muy probable que la conversación acabe en un buen negocio.
Gates quería lanzar su Windows 95, el primer windows con sistema operativo incluido; su objetivo era dar a conocer el nuevo programa entre sus clientes, el cual ya tenía el clásico botón de inicio “Start”.
Una empresa líder mundial como Microsoft necesita una promoción a la altura, así que Bill Gates pensó en “Start me up”, uno de los temas más conocidos de los Rolling Stones, que nunca falta en sus directos desde su lanzamiento en 1981 e incluido en el LP “Tatoo you”, uno de los grandes clásicos de los Rolling.
Desde luego la idea no parecía que fuera a salir barata y en su momento Jagger dio esta versión: “Me llamó Bill, le pedí 14 millones para disuadirle y me dijo, de acuerdo”. En realidad fueron $ 3 millones por usar la canción durante 6 meses, según el ya retirado director de operaciones de Microsoft, Bob Herbold, quien afirma que gracias a la campaña Microsoft se convirtió en un nombre familiar para el gran público.
Las canciones clásicas del rock se han convertido en una de las mejores formas de añadir valor a anuncios de todo tipo de productos: perfumes, coches, lencería.
La incorporación de música en anuncios, películas, documentales y similares se denomina sincronización, pero si se trata específicamente de anuncios, hablamos de musicidad, un término acuñado por la profesora de la UA Cande Sánchez.
Aunque según Promusicae los ingresos generados por sincronización representan tan solo el 3% del total de las ventas de música en el mundo, canciones de casi todos los grandes artistas de rock han aparecido en algún momento en anuncios y películas; más en los últimos años en los que catálogos enteros de músicos como Dylan, Springsteen, Bowie o Sting han sido adquiridos por discográficas y fondos de inversión, los cuales deben rentabilizar el desembolso.
La sincronización implica sinergias, pero la incorporación de un determinado tema musical a un anuncio debe tener sentido, de este modo no solo el anunciante, sino también el artista salen ganando. El caso más recordado es el anuncio de Chanel Nº 5 del año 1987, que incluía el tema “My baby just cares for me”, el cual llegó, 30 años después de ser editado, al “top ten” de las listas en los principales países de Europa y supuso no sólo el relanzamiento del producto anunciado, sino también de la carrera de Nina Simone.
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