Madrid – Museo del Prado (II) : Los pintores de Felipe II

Felipe II prefirió la pintura flamenca e italiana, especialmente la veneciana, a la española, de modo que la nómina de artistas patrios que trabajaron para él fue muy limitada. Sólo consiguieron trabajar para él los que, con gran versatilidad, consiguieron adaptarse a sus demandas. Es el caso de Juan Fernández de Navarrete, “el mudo”, cuyas obras para el monarca se conservan en el Monasterio de El Escorial.

También Alonso Sánchez Coello supo adaptarse a las necesidades de la corte y a los gustos de Felipe II. Discípulo de Antonio Moro, Coello codificó el retrato cortesano español siguiendo las fórmulas acuñadas en la corte austríaca y recogiendo elementos tanto de Tiziano como de los retratistas flamencos. Así, Sánchez Coello da lugar a retratos de una gran majestad, fría elegancia y distancia regia. Ejemplo de ello es su retrato de las infantas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela (h. 1575).

A la muerte de Sánchez Coello, le sucedió en su puesto de retratista real su discípulo Juan Pantoja de la Cruz, que mantuvo los principios del maestro y perpetuó las fórmulas iconográficas establecidas para el retrato regio, como observamos en La reina doña Margarita de Austria (h. 1606).