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CARLOS V Y LAS GUERRAS CON FRANCIA POR EL TERRITORIO ITALIANO.

Cuando en 1519 el emperador Maximiliano muere, su nieto Carlos de Habsburgo es elegido para asumir el título imperial, en competencia con Francisco I de Francia quién también optaba al puesto. Francisco, en su ambición de llegar a ser Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, empujó a Europa a la guerra. Sostuvo diversas guerras con Francisco I de Francia y con su sucesor Enrique II.

Pero antes de que Carlos llegara a la corona española, las guerras entre los reinos españoles y Francia ya habían comenzado. Estas guerras, que comenzaron en 1494, se trataron en un principio de una disputa dinástica por los derechos hereditarios de Francia sobre el Ducado de Milán y el Reino de Nápoles, pero las guerras se convirtieron rápidamente en una lucha por el territorio y por el poder. Entre la monarquía española y la corona francesa hubo muchos enfrentamientos antes de que Carlos V accediera al trono español. Las Guerras de Italia se inician por la disputa del Reino de Nápoles, entre Aragón y Francia.Tras la designación de Carlos I de España como, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, España forma un estado que ocupaba casi la mitad del territorio europeo. Francisco I de Francia, que había optado también al trono imperial, con el pretexto de la invasión española de Navarra declaró la guerra a España. El conflicto comenzó en 1521 y finaliza en 1526 y en ella se enfrentaron Francia y la República de Venecia contra el emperador Carlos V, la Inglaterra de Enrique VIII y los Estados Pontificios.

La Batalla de Pavía, pintura del siglo XVI.

Las tropas francesas marcharon hacia Italia con el intento de desalojar a los españoles de Nápoles, pero los franceses no consiguieron su objetivo. El propio Francisco I dirigió a sus tropas en Lombardía en 1525, siendo derrotado en la batalla de Pavía, donde fue hecho prisionero. Francisco fue llevado a Madrid en donde firmó el Tratado de Madrid (1526). Desde su reclusión se vio obligado a conceder grandes concesiones a España sobre sus territorios en Italia, por el cual no volvería a ocupar ni el Milanesado ni apoyaría al rey de Navarra (pacto que renunció meses después por firmarlo bajo coacción) y entregaría Borgoña a Carlos, además de renunciar a Flandes e Italia. Después de algunas semanas de su liberación, sin embargo, rechazó los términos del tratado, comenzando de esta manera la Guerra de la Liga de Cognac.

El Papa Clemente VII convencido de que el poder de Carlos ponía en peligro sus posesiones en Italia, envió negociadores a Francia para estudiar una alianza contra él. Francisco y el Papa se aliaron en la Liga de Cognac. El papa también se alió con Venecia, Florencia y otros pequeños estados italianos. Inglaterra rechazó unirse a la Liga por no firmarse el tratado en Inglaterra, pero tras la firma del Tratado de Westminster, Enrique VIII se unió a la Liga.   Tras la retirada de las tropas francesas de Lombardía, las fuerzas españolas tomaron Florencia, y en 1527 saquearon Roma (Saco de Roma). El papa fue apresado por las tropas del imperio y retenido en el castillo de Sant´Angelo. La guerra terminó con la firma de la paz de Cambrai (Paix des Dames) en 1529, mediante el cual Francia se retiraba de la guerra. Francisco I renunciara a Italia, Flandes y el Artois, además de entregar la ciudad de Tournay. Venecia firmó la paz con España, mientras Florencia fue colocada bajo el gobierno de los Médici.

Con la muerte del duque de Milán comenzó la tercera guerra entre Carlos I y Francisco I. Cuando el hijo de Carlos, Felipe II,  heredó el ducado, Francisco invadió el ducado de Saboya, conquistando Turín, pero fracasando en su intento de tomar Milán. En respuesta a la invasión francesa Carlos invadió Provenza. La guerra terminó con la tregua de Niza debido al agotamiento de ambos contendientes. Un hecho significativo es que durante la firma del tratado los monarcas Francisco I y Carlos I rechazaron estar sentados en la misma habitación, muestra del odio mutuo que tenían. Así, las negociaciones se llevaron a cabo a través del Papa Pablo III.

Francisco I declaró la guerra una vez más contra Carlos V. La lucha, que comenzó en los Países Bajos, se vio agravada al año siguiente por la alianza franco-otomana en el asedio de Niza, Carlos I y Enrique VIII se unieron para invadir Francia, pero la fuerte resistencia encontrada impidieron una contundente ofensiva anglo-española. El conflicto, económicamente ruinoso para los contendientes, tuvo un resultado nulo.

Carlos, necesitado de fondos y preocupado por el creciente amenaza religiosa en Alemania. Por eso a finales de 1544 Carlos y Francisco firmaron la paz de Crépy. Según los términos del acuerdo Francisco y Carlos renunciarían a sus reclamaciones territoriales y establecerían el statu quo acordado en la tregua de Niza de 1538. Las causas originales de la guerra (principalmente la disputa de los derechos dinásticos en Italia) continuaron sin haberse resuelto, por eso en 1551 Enrique II de Francia volvería a declarar la guerra a Carlos V.

En 1547, Enrique II de Francia, que había sucedido a Francisco I, declaró la guerra a Carlos I con la intención de tomar Italia y asegurar Francia, intentando romper la hegemonía de la Casa de Austria en Europa. En principio Francia tuvo éxito pero luego estos fracasaron con su derrota en la batalla de Marciano. Carlos I abdicó en 1556, dividiendo el imperio de los Habsburgo entre Felipe II de España y Fernando I.

Al término de las guerras italianas en 1559, la Casa de Austria había conseguido asentarse como la primera potencia mundial, en detrimento de Francia. El imperio español se encontraba como la gran potencia en los campos de batalla europeos. Precisamente en las Guerras Italianas, se forjaron sus temibles tercios, una formación novedosa e invencible hasta el siglo XVII, donde nuevas técnicas de guerra probaron ser más eficaces. La era de la caballería pesada tocaba su fin y comenzaba una nueva forma de luchar, donde ganaba importancia la infantería equipada de picas y arcabuces. Además los estados de Italia que tenían un gran poder, vieron reducido su peso político y militar al de potencias secundarias, desapareciendo algunos de ellos.

Bibliografía:

  1. Martín Gómez, Antonio L., El Gran Capitán. Las Campañas del Duque de Terranova y Santángelo, 2000
  2. Ribot, Luís. Historia del Mundo Moderno. Ed. Actas, Madrid 2006.
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EL EMPERADOR CONTRA LOS TURCOS OTOMANOS

A lo largo del reinado de Carlos I de España, éste estuvo viajando por todos los territorios de su reino y enfrentándose a todos sus rivales. Un importante frente abierto tuvo como escenario el Mediterráneo por cuyo dominio se enfrentan cristianos y musulmanes.

Cuando en el año 1516 muere el rey de España, Fernando el Católico se produce una situación de inestabilidad de la corona española. Esta situación es aprovechada por un vasallo de España, el sultán de Argel, que quería liberarse del sometimiento de Castilla y para ello el sultán pidió ayuda al corsario Baba Arudj, también conocido como Barbarroja que acudió con sus corsarios para ayudar al sultán contra los españoles.

Baba Arudj

Pero Arudj, deseoso de un reino acabó asesinando al sultán y se autoproclamó sultán de Argel. Otras fuentes dicen que Barbarroja sólo se aprovechó de la situación que se produjo al morir de forma natural el sultán. Cuando la ciudad de Argel cayó en manos de Arudj, los españoles que vivían allí huyeron para refugiarse en un fuerte construido en el Peñón de Argel. Éstos refugiados pidieron ayuda a España y el regente de la corona de España en ese momento el cardenal Cisneros, envió un ejército de unos 8.000 soldados al mando de Diego de Vera para recuperar la ciudad.Esta ofensiva española fue rechazada por los corsarios de Barbarroja.

En 1517, Arudj decidió que el mejor medio para proteger Argel y los territorios del norte de África de España era, renunciar a su título de sultán y cederle Argel al sultán del Imperio Otomano, Selim I, y pasar a estar subordinado a este para estar bajo su protección contra España. Por otra parte el sultán otomano, lo nombró Gobernador de Argel.

Inmediatamente Arudj puso la mirada en la ciudad de Tlemecén, ciudad tributaria y bajo dominio español. Al año siguiente, en 1518 Carlos I envió un ejército para recuperar la ciudad que había caído bajo poder turco.  Arudj contaba con inferioridad numérica pero defendió la ciudad con todas sus fuerzas, hasta que los españoles acabaron recuperando la ciudad, incluso en ese asalto, Aruj fue herido de muerte.

Su hermano, JJeireddín Barbarrojaeireddín asumió el mando de los corsarios y se pone bajo la protección del sultán del Imperio Otomano. Al mando de un ejército turco enviado por el sultán otomano, Barbarroja reconquistó Tlemecén en diciembre de 1518.

Al este de Europa el sultán Solimán, el Magnífico, quiso intentar de nuevo la conquista de la ciudad de Viena en 1532, tras el fracaso de 1529, pero encontró a unos defensores apoyados por un gran ejército bajo el mando el emperador Carlos V, y no pudo acercarse a ella. Mientras que la iniciativa naval corresponde a Barbarroja.

Sus corsarios atacan una y otra vez los navíos y costas españolas, mientras que los compromisos del Emperador en Europa retrasan una y otra vez las expediciones al norte de África.

En 1534, Barbarroja tomó Túnez y, ante esta situación, Carlos organizó dos operaciones con diferente fortuna. La primera fue llevada a cabo en 1535 y fue conocida como la Jornada de Túnez, con la que se le arrebató Túnez a Barbarroja.

Mapa de la ciudad de Túnez (siglo XVI)

En 1541, Carlos V pone por fin en marcha la tan esperada operación hacia Argel. La ciudad resiste el cerco mientras una tempestad dispersa la flota. La retirada debe hacerse en pésimas condiciones y con grandes pérdidas, para evitar un desastre todavía mayor.

Esta campaña es la conocida como la Jornada de Argel. A partir de aquí, la situación en el Mediterráneo ira empeorando progresivamente y el Mediterráneo se irá convirtiendo en casi un lago otomano hasta 1571 cuando la flota otomana fue derrotada por las fuerzas combinadas de la Liga Santa.

Bibliografía

  • Tercios de España. La infantería legendaria. Fernando Martínez Laínez y José María Sánchez de Toca. EDAF. 2006
  • Belenguer, Ernest (1995). El Imperio Hispánico 1479–1665. Grijalbo Mondadori
  • Ribot, Luís. Historia del Mundo Moderno. Ed. Actas, Madrid 2006.
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LUCHA DE CABALLEROS

El gran rival de Carlos V por la hegemonía en Europa fue el soberano francés   Francisco I.  Hijo del duque de Angulema, nació en 1494 y accedió al trono en 1515 después de que su primo y suegro Luis XII muriera sin descendencia masculina.

Italia fue su principal objeto de interés lo cual le enfrentó con Carlos V en cuatro guerras en las que el monarca galo sucumbió. En 1525 Francisco I cae prisionero en le batalla de Pavía. Permaneció casi un año en Madrid mientras Carlos V se hacía de rogar en su residencia de Toledo. Las exigencias de Carlos eran elevadas, y entre ellas destacaba la entrega de Borgoña, Francisco deseoso de volver a Francia aceptó todas las peticiones del monarca español y como garantía dejó a sus dos hijos, las palabras de Carlos antes de marchar al francés fueron que lo tendría como <<vil y ruin>> si no cumplía lo acordado. Lo que ocurrió era lo esperado, Francisco no entregó Borgoña y no tenía intención alguna de regresar como prisionero a España. Al recibir la noticia el emperador, que estaba de luna de miel en la ciudad andaluza de Granada, retó a Francisco a un duelo personal.

Esta propuesta se alargó durante los años siguientes en los que los monarcas se retaban mediante carteles de desafío entregados por los respectivos reyes de armas. Naturalmente todo esto no eran más que especulaciones y desafíos, pues el combate hubiera sido impensable. Con la conquista de Italia y su llegada a Roma Carlos leyó un discurso ante el papa Pablo III en el que este volvía a desafiar a Francisco I. Desde la misma Roma el monarca español partió hacia Milán y Saboya desde donde entró en la Provenza. La tercera guerra entre los dos monarcas se resolvió de un modo caballeresco en una entrevista personal en AiguesMortes cerca de Niza. Esta paz no duró mucho y en 1542 estallaba la cuarta y última guerra. Carlos penetrando por el Marne llegó hasta prácticamente París e impuso la firma de la paz que suponía la renuncia francesa a Milán. Un duelo de dos caballeros, un desafío entre reyes, que finalizó con la victoria española ante su viejo enemigo francés.