El mosquete, surge de forma anónima como evolución del arcabuz, pudo desarrollarse probablemente en la zona Alemana de Dresden a principios del siglo XVI, aunque no fue hasta la década de los 60 cuando este empezó a usarse de forma portátil.
El mosquete en sus primeras versiones, surge como una pieza de artillería para defender las fortalezas, por lo que en su origen, fue una pieza fija, que no pudo trasladarse a los campos de batalla, hasta que no desarrollaron una versión más ligera. El mosquete se detonaba mediante una llave de mecha y su ventaja respecto al arcabuz, al que por cierto acabo sustituyendo con el tiempo, es que tiene un alcance bastante superior. Por lo tanto el arcabuz seguía usándose a corta distancia, usado sobre todo por infantería ligera, el
mosquete por otro lado con su cañon de 1.50 metros de longitud tenía un alcance bastante alto. El mosquete debido a su elevado peso, precisaba de una horquilla de madera para poder ser apuntado con facilidad. Poco a poco acabó sustituyendo al resto de las armas del campo de batalla, tanto al arcabuz como a las picas, siendo ya mayoría a finales del siglo XVII.