Para introducirnos en el conflicto granadinos, debemos hacer mención en primer lugar, a los nobles andaluces, los cuales conquistan Alhama por sorpresa a fines de febrero de 1482 y, en los meses siguientes, la plaza será atacada en tres ocasiones diferentes por los granadinos, en un intento por recuperarla. Cuando Abu-l-Hasan vuelve a Granada después de su tercera y fallida intentona, se encuentra a la población inclinada a favorecer a su hijo Muhamad. Antes esta situación el anciano sultán deberá buscar refugio en Málaga, mientras que el trono granadino pasa a ser ocupado por su hijo Boadbil. Por esta razón parecería imposible el inicio de otra contienda, no obstante, esta idea se borro ante la noticia del fracaso cristiano ante los muros de Loja.
En marzo de 1483, una huerta andaluza reunida en Antequera bajo el mando del marques de Cádiz y el maestre de Santiago, planea un ataque sobre los alrededores de la capital malagueña. Confiados de su victoria penetran el macizo de Ajarquia, pensando más en el botín, que en una posible presencia del enemigo. Debido a ello, son atacados y hostigados, por el gobernador de Málaga.
Esta victoria puso de manifiesta que el sultán defenestrado no era tan incapaz de hacer frente al enemigo como se había pensado. A partir de ello, inicia una incursión sobre tierras de Lucena en abril de 1483. Esta finaliza con una batalla campal desastrosa para los musulmanes y el joven cae preso de los cristianos. Retenido, en principio, por el rey Fernando, este no tarda en recibir sendas embajadas de parte de Muley Hacen y su esposa Fátima. Las razones del primero eran bastante claras: desea afirmar su autoridad sobre el hijo rebelde neutralizándolo y si es preciso eliminarlo. Pero las propuestas de Fátima y sus consejeros eran más interesantes para el monarca cristiano: Boabdil habrá de ser liberado previo pago de un rescate y una vez que reconozca la soberanía feudal de Castilla, pagando parias, liberando cautivos y lo que era más interesante, comprometiéndose a pelear contra sus parientes.
Ante esta situación de pacto entre Abu-l-Hasan, vuelve a la capital granadina y otorga una amnistía a sus contrarios por pura cautela política, al tiempo que recurre a todos los medios para desprestigiar a su hijo. Este una vez puesto en libertad, consigue hacerse con el control de los distritos orientales del reino y se instala en Guadix, la cual será su corte hasta 1485.
La cooperación de Muhanmmad XII con los castellanos deja la guerra circunscrita a la zona occidental, donde los musulmanes sufrirán fuertes perdidas en el curso de una correría sobre Lopera, a finales de 1483. Aunque Fernando el Católico se muestra ahora inclinado a dejar que los granadinos se desangren en sus luchas internas, la voluntad de su esposa impone la continuación de las operaciones militares. Los caminos de acceso a Málaga y a Rona quedan expeditos con la captura de las villas de Alora y Setenil. Al año siguiente da lugar la entrada en tierras malagueñas. Mientras tanto prosiguen los enfrentamientos internos entre los príncipes nazaríes.
Los cuales serán utilizados por los monarcas cristianos. Como en el año 1486, que tras un pacto con Muhammad XII, se apodera de Loja, y seguidamente conquista Illora, Moclin, Montefrió y Colomera. De esta manera los castellanos se acercan peligrosamente y prefiere pactar con el rey Chico, convirtiéndose en duque de Guadix, Baza, Vera y los Vélez, una vez que estos lugares hayan sido arrebatados a su tío. Por su parte el monarca esta dispuesto a ofrecer un pacto de tregua a las poblaciones que reconozcan a Boabdil. Este nuevo pacto, aumentara la presencia cristiana, protagonizada por una violencia duradera. La que cesara tras llegar la noticia de que el rey Fernando realiza preparativos para atacar la ciudad de Vélez Málaga. Tras pactar una tregua con su sobrino, Muhammad ibn Sa’d sale al encuentro de los cristianos en las cercanías de Bentomiz, por su indecisión de ultima ahora le lleva a retirarse vergonzosamente, y cuando decide volver a la capital encuentra un impedimento por parte de la población. Así mientras que busca refugio en la costa granadina, los cristianos ocupan Vélez Málaga, a principios de Mayo de 1487, y seguidamente marchan sobre la ciudad de Málaga, donde se encuentran una ciudad entregada sin opción de lucha. Sin embargo, la fiera oposición de muchos renegados cristianos que habían buscado refugio en Málaga y la actitud decidida de Ahmad Al-Tagri, comandante de la guarnición norteafricana de Gibralfaro, impedirán cualquier tipo de acuerdo con los castellanos. Estos acabaran triunfando después de tres meses de asedio y a costa de grandes perdidas en material y vida humana, aspectos que serán utilizados por parte del monarca cristiano, en cuanto el momento de negociación.