Granada Mudéjar o la imposible coexistencia.

Granada Mudéjar o la imposible coexistencia.

Los reyes católicos van a permanecer algunos meses en Santa Fe antes de su partida para tierras catalanas, promulgando diversas medidas destinadas a organizar los territorios conquistados. El plan es “engañar” a los habitantes, con el fin de conseguir la sumisión de la población muslime, así establecen un pacto, mediante el cual los musulmanes entregaran las armas, a cambio de alimentos.

Mientras tanto, se lleva a cabo una primera delimitación del territorio. Estas zonas son objetos de repoblación de parte castellana mediante el empleo del sistema de los repartimientos, que persigue al asentamiento de vecinos soldados a los que se entregan casas y tierras en función directa de su categoría social. La villa de Santa fe es el único caso de lugar de nueva planta surgido durante los primeros tiempos de la repoblación del reino granadino y donde se afinca una comunidad de 200 vecinos dotada con los vienes que la Corona hereda del patrimonio nazari. La misión de estos vecinos será la de controlar a los musulmanes de la capital.

La corona no tardara en alentar esta inmigración cristiana hacia la zona de Granada. La cual se establece a partir de la compra de los bienes a estos musulmanes, los cuales deciden, a partir de esa recaudación marchar hacia el Norte de África. No obstante, cada vez, debido a que estos nuevos habitantes de Granada, se den cuenta de este negocio, reducen estos pagos. Además de que cada vez será más alto el impuesto para marcharse de esas tierras, por lo que solo podrán conseguir las familias más pudientes.

La emigración de las clases pudientes se ve acelerada cuando Boabdil decide abandonar la Península en octubre de 1493. Lo deseaban los reyes, por que mientras el nazari permaneciera en la Alpujarra existía el riesgo de un alzamiento general de los mudéjares. Pero también lo deseaban muchos miembros de la jassa que no veían posibilidades de promocionarse bajo el nuevo orden político.

Poco a poco, siguiendo este pensamiento se van yendo los demás colaboradores musulmanes. La salida del último soberano nazari vino precedida de largas y laboriosas negociaciones sobre el destino de las propiedades que la capitulación de 1491 había permitido que conservaran Boabdil, su familia y colaboradores. En teoría, todas ellas debían pasar ahora a manos de la Corona, pero no fue así desde el momento en que el sultán y los suyos procedieron a enajenar parte de las mismas en beneficio de algunos notables cristianos, que luego se resistieran a entregarlas a los reyes. Boabdil termina sus días en Marruecos, combatiendo bajo las banderas del sultán de Fez, mientras que del resto de sus acompañantes nada sabemos. Por lo demás, la marcha de todos ellos hizo suspirar de alivio a los RR.CC y a las autoridades cristianas de Granada. En este, Pedro Mártir de Angleria dirige al cardenal Ascanio Sforza una carta bien expresiva.

“De esta manera desaparece hasta la mera sospecha de rebelión entre los sin ley, pues rara vez los pueblos se declaran en revuelta o en rebelión cuando les faltan jefes, por quienes esperan ser gobernados”.

 

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