Testigo de Jerónimo Münzer sobre la nueva situación de Granada, tras la reconquista.
Tras la expulsión de todos los reductos moriscos que quedaban, se inicia una nueva etapa, donde los aspectos cristianos y propios de la política de los Reyes Católicos se van observando poco a poco.
Ante este nuevo panorama que se esta vislumbrando, encontramos el testigo de Jerónimo Münzer, que en octubre de 1494 visita Granada y nos habla del estado de desesperanza y amargura que reina en el seno de la comunidad mudéjar, consciente de que se acaba el periodo de franquicias fiscales previsto en la capitulación.
También nos habla de las tímidas reformas urbanas en vía de realización con objeto de organizar la vida de la naciente colectividad cristiana. En este punto hay que decir, que esas medidas de las que nos habla, pocos años después se convertirían en grandes reformas de cambio.
Dentro de estas medidas, encontramos aspectos tratados como la situación de la población inmigrante, que estarán representados por tres personajes de la nueva administración, se trata del secretario real Hernando de Zafra, responsable de la emigración de la elite granadina y de la gestión hacendística; del conde de Tendilla, alcalde de la Alambra y capitán general del reino granadino y, por ultimo, de Fraile Hernando de Talavera, arzobispo de Granada a partir de 1492. Así estos personajes, formaran una especie de ayuntamiento.
Por otro lado, ese mismo año había sido nombrado corregidor de la ciudad el licenciado Andrés Calderón, que en 1495 ve extendida sus atribuciones a toda la Alpujarra, exceptuando algunas zonas que ya había sido concedidas como señoríos a poco de marcharse Boabdil.
Los problemas a resolver no faltaban, ya que los inmigrantes que llegaban no podían beneficiarse de las franquicias otorgadas a los mudéjares, los musulmanes seguían pechando de acuerdo con la tradición nazari, mientras que los repobladores gozaban de numerosas libertades. Esta situación se dará hasta el año 1495, cuando finalizan las exenciones de los mudéjares de la capital y también se inicia el primer arrendamiento de las rentas de Granada. Ante ello, en marzo del mismo año, se ordena que la compra de bienes a mudéjares quede libre del pago de impuestos. Además de publicar una franqueza valedera que exime a los cristianos de la obligación de pagar tributos sobre el tráfico de subsistencias ya sean de producción local o traídas de fuera. Por ultimo en el mes de septiembre se declara exentos del pago de alcabala y diezmo y medio cualquier otro tipo de mercancías.
Estas exenciones fiscales irán acompañadas del esbozo de un régimen de propios para mantener a ese ayuntamiento, al que anteriormente hemos hecho referencia, el cual empezara a actuar manera oficial tras el año 1497, y una de sus primeras disposiciones consistirá en proceder a una redistribución del espacio urbano: la antigua madina queda reservada para la población cristiana, mientras que los mudéjares han de buscar cobijo en los arrabales y en una pequeña moreria que surge en los aledaños de la puerta de Bibarrambla.
Algunas de las medidas impuestas ponen de manifiesto la existencia de una desconfianza entre ambas comunidades.