Hay varias imágenes de Carlos V que nos resultan muy familiares. La primera, tal vez, la ecuestre de Tiziano Carlos V a caballo en Mühlberg. Pintado en 1548, el Emperador es mostrado triunfante tras la batalla de Mühlberg. Puede admirarse en el Museo del Prado de Madrid.
También de Tiziano, y también mostrada en el Museo del Prado, la segunda imágen más familiar es la de Carlos V con perro. Fue un encargo del monarca, el de reinterpretar el retrato realizado años antes por Jacob Seisseneger, pintor austriaco al servicio de Carlos, que le fue entregado finalmente en 1533.