En el siglo XVI sigue habiendo una preocupación clara por el libro religioso, alcanzando cotas de hasta un 45% del total de la producción impresa.
Las Biblias, en especial, son los libros mayormente producidos y en este siglo que nos ocupa, alzancan una producción tipográfica de 127 ediciones. No hay que olvidar las importantes ediciones del siglo XVI como la denominada Biblia Políglota Complutense (en hebreo, griego, caldeo y latín) comenzada en el año 1502 bajo la tutela del Cardenal Cisneros y preparada por Nebrija, Núñez Pinciano, López de Estúñiga y otros.
La primera Biblia, traducida por Lutero apareción en 1534, y se asegura que se editaron en vida del autor 430 ediciones; bien en su totalidad, bien en partes de ella. con el precedente de la Biblia políglota comienza la época de las grandes Biblias Políglotas: la Biblia Políglota de Amberes (en hebreo, latín y griego), que fue parcialmente costeada por Felipe II en un esfuerzo desmedido de defensa del catolicismo, dirigida por Benito Arias Montano e impresa por Plantin (1568-1572). En 1572 aparece en Basilea la edición princeps de la Biblia del Oso y en el 92 Vulgata Clementina. En definitiva la Biblia en el siglo XVI, fue traducida a todas las lenguas cultas europeas como fueron el holandés, francés, inglés, danés, sueco, islandés, español, etc.
También se publicaron libros litúrgicos y de doctrina cristiana. La obsesión por la defensa del catolicismo se convierte así en el acicate que mueve los países de la Contrarreforma a hacer un esfuerzo para publicar los textos sagrados.
El Concilio de Trento, que se desarrolla entre el 1545 y el 15633, abre la era la Contrarreforma, para hacer frente a los seguidores de Lutero. Sus decisiones tuvieron amplia trascendencia en el mundo del libro. Se publicó Vulgata, como único texto auténtico de la Biblia, según la revisión de Sixto V que se publicará en el 1590. Se definieron los libros censurables los heréticos, los de magia y los contrarios a las “buenas costumbres”, así como los doctrinalmente malsanos.