Alicante en el siglo XVII-XVIII

ALICANTE EN EL SIGLO XVII.

El siglo XVII en Alicante, comienza sin el problema de la expulsión de los moriscos que si tendrá lugar en otros lugares del Reino de Valencia. El crecimiento de la ciudad seguirá produciéndose de forma continuada a lo largo de la centuria.

El esquema urbano de la ciudad, del que no estarán ausentes las preocupaciones del municipio en cuestiones relacionadas con la higiene pública, la regulación viaria o las necesidades puntuales y generales de reforma, continuó siendo el del siglo anterior. El Alicante el seiscientos sigue siendo una ciudad pequeña, con su sistema defensivo creado por la muralla de forma trapezoidal, englobando a penas 18 hectáreas. La vida económica de la ciudad sigue desarrollándose en el puerto. La construcción de edificios religiosos siguió produciéndose, aunque en menos cantidad que en épocas anteriores, aun así se construyeron algunos de gran importancia como el templo de San Nicolás y el edificio de la Compañía de Jesús y en 1685 la Casa Asegurada. A. Jouvín dijo refiriéndose a la ciudad de Alicante:

 “La ciudad no es de gran extensión, tiene dos hermosas plazas, la más grande de las cuales que está hacia la parte del puerto, está enriquecida de una fuente en el centro de un gran estanque […] La otra está en el centro de la ciudad, que es el mercado.”

 Esta forma urbana se vería afectada por un suceso en 1691, cuando la armada francesa fondeó en la bahía y desencadenó un bombardeo que provocó la destrucción de casi toda la ciudad. De las 2000 casas que había, entre ciudad y arrabales, quedaron en pie unas 200.

ALICANTE EN EL SIGLO XVIII

              En 1696, se comienza a reconstruir  la Casa Consistorial y la edificación de la capilla del Sacramento en la Iglesia de San Nicolás, este hecho marca el inicio de la reconstrucción de la ciudad tas el bombardeo de los franceses y el inicio del nuevo siglo. En 1704 la construcción de las nuevas murallas. Estas partían de la puerta de la Huerta y se extendían por la actual plaza de Ruperto Chapí y la calle Gerona hasta la Puerta de San Francisco y terminaba en el baluarte de San Carlos, junto al mar. Englobando así el arrabal de San Francisco.

En 1709 el castillo Santa Bárbara sufrió un nuevo ataque en el conflicto entre ingleses y franceses por la posesión de la ciudad. En 1720 la guerra ya quedaba lejos y se volvió a la prosperidad de la ciudad y los arrabales. Se culminaba la edificación del Ayuntamiento y las ras de las iglesias de San Nicolás y Santa María.

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