La denostación mas fehaciente que poseemos de que el infante Don Alonso no urgió a los musulmanes del Reino de Murcia a abandonar en bloque las ciudades y demás lugares en que moraban es precisamente el levantamiento en masa de los sarracenos del Reino de Murcia en el año 1264 y el que prosperase de tal suerte dicha rebelión, que pudieron restaurar el antiguo Reino hudita bajo el gobernó de Al-Warig y que pudiera reinar este por tres años (1264-1266).
La ciudad de alicante se vio arrastrada igualmente por la sublevación mudéjar y fue precisa la intervención armada de Jaime I de Aragón, a la sazón suegro del rey Sabio, para devolver a la obediencia de Castilla a las gentes y tierras alicantinas. La citada intervención del Conquistador se produjo a instancias de su propio yerno, impotente por si solo para sofocar la referida sublevación. Según el rey de Aragón, era un enorme peligro ya que la sublevación podía hacer freo, e incluso fin de la reconquista. Comenzó por sofocar la sublevación en los focos más neurálgicos sarracena alicantina, como Villena, Sax, Petrer y Nomport (hoy Monforte del Cid). El 21 de noviembre de 1265 llegaba a la ciudad de Alicante y acampaba en ella, reuniendo a los ricos-hombres, a los notable sy caballeros del lugar en la “esglesia de Alaant, en la novela de fora (la Nueva de extramuros, hoy de San Nicolas), no en la major”. Para hacerles presente que toda su intención al entrar en el Reino de Murcia no era otra que la de someterlo nuevamente a la Corona de Castilla.
En efecto, el monarca aragonés esgrimió su acción militar y diplomacia con tal habilidad y tacto con las ciudades insurrectas y sus respectivas aljamas, que en muy poco tiempo sometió al entero Reino de Murcia y lo devolvió a la obediencia castellana, pero, no sin antes haberse comprometido seria y formalmente con sus dirigentes a alcanzar el compromiso jurado del rey Alfonso el Sabio y de su hermano, el infante D. Manuel, de cumplir y respetar en adelante fielmente sus libertades y fueros otorgados por ellos o pactados con anterioridad.
Gracias a la referida intervención armada de Jaime I en la represión de la sublevación mudéjar del Reino de Murcia, el rey de Castilla, Alfonso el Sabio, a la sazón ocupado seriamente en el sitio de Niebla, pudo recuperar de nuevo la obediencia y gobierno del Reino de Murcia en 1266.