En la etapa final del dominio islámico, la pequeña Medina de Alicante se vio implicada en el contexto general de anarquía dominante en el suroeste Peninsular. A mediados del siglo XIII, Alfonso X el Sabio ocupará la ciudad, concediendo a sus nuevos pobladores el Fuero de Córdoba.
En un Privilegio de dicho rey, dado en Valladolid el año 1252, se dice lo siguiente:
<<poblados de cristianos la villa de Alicante que ganamos de moros lo uno por que es hi uno de los mejores castillos é los mas fuertes que en todo nuestro señorío, é por que es puerto de mar de los buenos, é de los mas señalados que ha en España (…) >>
Otro fragmento que explica perfectamente el poblamiento y las nuevas construcciones:
<<Quando el Rey D. Alfonso el Sabio – explican López y Maltés en 1752 – la conquistó de los Moros, y la pobló de Chistianos, hasta la Marina, corriendo todo lo que ahora los Muros, porque los muros antiguos corrían menos que los nuevos>>.
Después de esta conquista y la consiguiente repoblación con gentes nuevas, no sabemos qué ocurriría con los musulmanes en relación a su permanencia o expulsión de la ciudad. Pese a que Bendicho dirá que del todo echó a <<los moros de Alicante>>, y Camilo Jover insistirá en lo mismo, <<no dejaron ni rastro de la raza mahometana>>, se supone que el número de musulmanes desterrados inicialmente sería una minoría, toda vez que Alfonso X el Sabio, consciente del indiscutible papel de la mano de obra mudéjar, pidió al Concejo de la Ciudad y al almojarife que nadie avasallase o actuase injustamente contra los musulmanes.
Tras la conquista, se ampliará el recinto islámico de la Medina de Alicante.